Diciembre 22, 2024

Vivo todavía. Aunque algunos me querrían muerto…

 Vivo todavía. Aunque algunos me querrían muerto…

Bratislava, domingo 12 de septiembre de 2021, 17:30. El papa Francisco acaba de concluir el encuentro con los representantes del Consejo Ecuménico de las Iglesias en la Nunciatura.

Apenas se termina de ordenar las sillas tras la reunión anterior, llegan 53 jesuitas eslovacos y ocupan su lugar en la sala. Francisco entra y saluda: «¡Buenas tardes y bienvenidos! Gracias por esta visita. No sabía que había tantos jesuitas en Eslovaquia. Se ve que “la plaga” se expande por todas partes». El grupo suelta una carcajada. Francisco pide que le hagan preguntas porque, afirma provocando de nuevo la risa, «de verdad no me siento capaz de hacer un discurso a los jesuitas».

El Provincial de la Provincia eslovaca dirige al Papa unas palabras de bienvenida: «Padre, quiero agradecerle de todo corazón esta invitación, que ha sido una sorpresa para nosotros. Es una gran motivación para nuestra vida comunitaria y pastoral. En Eslovaquia hay muchos jesuitas. Quiero confirmarle que la Compañía quiere estar a disposición suya y de las necesidades de la Iglesia».

El Papa responde con una broma: «Gracias. La idea de invitar a los jesuitas durante mis viajes apostólicos es del P. Spadaro, porque así tiene material para hacer un artículo para «La Civiltà Cattolica», ¡que publica siempre estas conversaciones!» Y continúa: «A ver, espero las preguntas. Lancen el balón al portero, ¡vamos!».

Un jesuita pregunta: «¿Cómo está?».

Vivo todavía. Aunque algunos me querrían muerto. Sé que hubo incluso reuniones entre prelados, que pensaban que el Papa estaba más grave de lo que se decía. Preparaban el cónclave. ¡Paciencia! Gracias a Dios, estoy bien. La operación fue una decisión que no quería tomar: fue un enfermero el que me convenció. A veces los enfermeros comprenden la situación mejor que los médicos, porque están en contacto directo con los pacientes.

Uno de los presentes empieza diciendo: «Yo soy dos años más joven que usted», y el Papa responde a la broma: «¡no lo parece! ¡Tú te maquillas!». Los demás ríen. Prosigue: «Entré en la Compañía de Jesús en 1968 como refugiado. Fui miembro de la Provincia suiza por 48 años, y ahora, desde hace 5 años, estoy aquí. He vivido en Iglesias muy distintas. Hoy veo que muchos quieren volver atrás o buscan certezas en el pasado. Bajo el comunismo experimenté la creatividad pastoral.

Has mencionado una palabra muy importante, que define el sufrimiento de la Iglesia en este momento: la tentación de volver atrás. Estamos sufriendo esto hoy en la Iglesia: la ideología del volver atrás. Es una ideología que coloniza las mentes. Es una forma de colonización ideológica. En realidad, no es un problema universal, sino más bien específico de las Iglesias de algunos países. La vida nos da miedo. Repito una cosa que le dije al grupo ecuménico con el que me reuní antes que con ustedes: la libertad nos asusta. En un mundo tan condicionado por las adicciones y la virtualidad, nos asusta ser libres. En la reunión anterior tomaba como ejemplo El gran inquisidor, de Dostoievski. Este encuentra a Jesús y le dice: «¿Por qué has dado la libertad? ¡Es peligrosa!». El inquisidor reprocha a Jesús el habernos dado la libertad: habría bastado con un poco de pan y nada más. Por eso hoy se vuelve al pasado: para buscar seguridad. Nos asusta celebrar delante del pueblo de Dios que nos mira a la cara y nos dice la verdad. Nos asusta seguir adelante con las experiencias pastorales. Pienso en el trabajo realizado – el padre Spadaro estaba presente – en el Sínodo de la familia para hacer entender que las parejas en segunda unión ya no están condenadas al infierno. Nos asusta acompañar a gente con diversidad sexual. Tenemos miedo de las encrucijadas de las que nos hablaba Pablo VI. Este es el mal de este momento.

Buscar el camino en la rigidez y el clericalismo, que son dos perversiones. Hoy creo que el Señor pide a la Compañía ser libre, con oración y discernimiento. Es una época fascinante, de una hermosa fascinación, aunque sea la fascinación de la cruz: hermosa para llevar adelante la libertad del Evangelio. ¡La libertad! Este volver atrás lo pueden vivir en su comunidad, en su Provincia, en la Compañía. Es necesario estar atentos y velar. No se trata de una alabanza de la imprudencia, pero quiero señalarles que volver atrás no es el camino correcto. El camino es ir adelante con discernimiento y obediencia.

Conferencia de Provinciales en América Latina y El Caribe – CPAL

Editor