Orígenes y tradiciones del Vía Crucis, de Tierra Santa al Coliseo

El Vía Crucis recorre el último tramo del viaje de Jesús en su vida terrenal, hasta el lugar del Gólgota.
Sus raíces, indisolublemente ligadas a la ciudad de Jerusalén, son lejanas y atraviesan siglos. Es un camino de esperanza, el camino de la Salvación. El Vía Crucis, en el sentido actual del término, se remonta a la Baja Edad Media. San Bernardo de Claraval, San Francisco de Asís y San Buenaventura de Bagnoregio, en particular, prepararon el terreno para este rito. En su forma actual, con las mismas catorce estaciones dispuestas en el mismo orden, el Vía Crucis se desarrolló con el impulso de los franciscanos en España en la primera mitad del siglo XVII. En Italia, un gran propagador de esta práctica fue San Leonardo de Porto Maurizio (1676-1751), un fraile menor que introdujo meditaciones para cada una de las 14 estaciones.
Las 14 Estaciones
El Vía Crucis está marcado por 14 estaciones. En este Viernes Santo en la Plaza de San Pedro, el camino se acompaña de meditaciones escritas por niños y jóvenes. En la primera estación, Poncio Pilato condena a muerte a Jesús. La segunda estación recuerda a Jesús cargado con la Cruz. En la tercera estación, Cristo cae por primera vez. La cuarta estación recuerda el momento en que Jesús se encuentra con su Madre. En el quinto, el cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz. La sexta estación conmemora el episodio de una mujer que limpia el rostro de Cristo. En el séptimo Jesús cae por segunda vez. La octava estación conmemora el momento en que Jesús se encuentra con las mujeres de Jerusalén. En la novena estación Jesús cae por tercera vez. La décima conmemora el momento en que Jesús es despojado de sus ropas. En la undécima estación Jesús es clavado en la cruz. En la duodécima estación muere en la cruz. La decimotercera estación conmemora el momento en que el cuerpo de Jesús es bajado de la cruz. En la decimocuarta el cuerpo es colocado en la tumba.
El año pasado, en una Plaza de San Pedro vacía pero iluminada por antorchas y la cruz de Jesús, el Papa Francisco presidió el Vía Crucis marcado por las meditaciones propuestas por la capellanía del Hogar de Detención “Due Palazzi” de Padua. “Aceptando la invitación del Papa Francisco, catorce personas meditaron sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, haciéndola relevante para sus vidas. Entre ellos -se lee en la introducción- se encuentran cinco personas en prisión, una familia víctima de un delito de asesinato, la hija de un condenado a cadena perpetua, un educador de la prisión, un magistrado supervisor, la madre de una persona en prisión, un catequista, un fraile voluntario, un policía de la prisión y un sacerdote acusado y finalmente absuelto por la justicia tras ocho años de juicio ordinario”.
Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano
Vatican News – Reflexión y Liberación