Nuevo mecanismo para la elección de los obispos
(Jorge Costadoat, S.J. / Edición Bilingüe).-
El episcopado chileno se reunirá con el Papa dentro de pocos días. Bien podemos pensar que en un plazo relativamente breve muchos obispos dejarán sus cargos por razones de diversa índole. ¿Cómo se harán los nuevos nombramientos?
Es una gran oportunidad para introducir cambios que permitan mirar el futuro con esperanza. Es esencial trabajar a fondo los procedimientos de elección que se adopten para corregir las graves falencias y debilidades que tiene el sistema actual que ha hecho posible nombrar al obispo Barros en Osorno y a varios obispos más que no parecen idóneos para el cargo. Por ejemplo, no sería prudente que interviniera el nuncio actual. En el futuro sería muy recomendable que los nuncios tuviesen una intervención mucho más acotada. Dado como están las cosas, los mismos obispos chilenos en su conjunto están también puestos en duda. Acumulan críticas justificadas. La Conferencia está desacreditada. El episcopado, así, encuentra serios obstáculos para reaccionar de un modo protagónico o propositivo frente a los cambios en curso.
En las actuales circunstancias obviamente que la última decisión en los nombramientos recaerá en el Papa. Digo que en las “actuales circunstancias”, porque urge que la iglesia revise el modo como el Papa ejercerá en el futuro su autoridad en la elección de los obispos. No puede ser que el nombramiento de todos los obispos del mundo dependa de modo casi absoluto del Pontífice. ¡Son cinco mil! La institución eclesiástica, que adoptó el modelo de las monarquías absolutas, tiene que actualizarse de acuerdo a la cultura democrática de la civilización contemporánea y sobre todo conforme a la más antigua tradición de la misma iglesia. Es fundamental que los nuevos elegidos estén en comunión con el Papa pero esto no significa que el mismo Papa tenga que elegirlos directamente sin participación de las iglesias locales.
Por esta misma razón, el mecanismo que se adopte para que haya verdadero progreso tendría que ser participativo de distintas maneras: a) debería ser conocido por todos. Todos los católicos debieran saber cómo empieza y cómo termina el nombramiento de cada uno de los obispos que habrán de ser elegidos para el cargo y quienes intervienen en la decisión; b) todos, sin excepción, tendrían que tener la posibilidad siquiera de contribuir a forjar el perfil de obispo que la iglesia necesita hoy; c) en las instancias más confidenciales del proceso –ciertamente necesarias por la relevancia del cargo- tendrían que poder participar laicos eximios. También mujeres debieran poder decir una palabra en paridad de condiciones. No se puede seguir excluyendo a las mujeres. Por cierto, debe saberse que en la actualidad hay laicos que efectivamente influyen, pero lo hacen “por la ventana”. No es menor el peso que han tenido ciertos católicos adinerados en estas decisiones. También los gobiernos suelen hacer saber sutilmente sus preferencias.
Un mecanismo como el propuesto es canónicamente irregular. Pero, mientras el derecho canónico, que a este respecto ha cambiado mucho a lo largo de la historia, no sea reformado, los nuevos procedimientos pueden ser ad hoc. Nada debiera impedir que el Papa, que tiene una responsabilidad mayor en la solución de esta crisis, pueda crear un mecanismo adecuado.
En este punto, un asunto decisivo será determinar quién encabezará este proceso. Por lo dicho no convendría que lo hiciera ningún obispo chileno. Ninguno tendría la independencia requerida. Tampoco debería hacerlo la nunciatura por lo desprestigiada que está. Creo que convendría que el Papa Francisco enviara a una persona como Scicluna, que viniera de fuera a hacerse cargo del proceso de nombramiento de todos los obispos que han de ser elegidos en el curso del próximo año. Esto, probablemente, permitiría mucha más participación y renovaría la confianza en el gobierno de la iglesia chilena, Recuperaría la confiabilidad, el crédito y la fiabilidad sin las cuales la crisis de “fe” de los cristianos se agudizará.
He oído a personas preocupadas por la división de la iglesia. No se refieren tanto a la diferencias entre católicos, sino al foso de incomunicación entre la institución eclesiástica y el resto del pueblo de Dios. La falta de participación de los bautizados y bautizadas en las decisiones de su iglesia es casi total. Los obispos y los sacerdotes no damos cuenta a nadie de nuestros actos. Que ahora el común de los cristianos puedan ser considerados en la elección de sus autoridades legitimaría su investidura. Una cosa es ser nombrado para gobernar y otra es poder gobernar. Sin autoridad, el poder eclesiástico, en el siglo XXI, será como el rey del Principito que, desde su trono real, vestido de púrpura y armiño, mandaba sobre todo lo que supuestamente le podía obedecer, el sol y las estrellas, pero no tenía a nadie que pudiera desobedecerle. Era el único habitante del planeta.
Jorge Costadoat, SJ
Ante el impacto de este valioso artículo del Profesor Costadoat, amigos en Alemania y Roma lo difunden en alemán.
Neues Verfahren für die Bischofswahl
Das chilenische Bischofsamt wird in einigen Tagen mit dem Papst zusammentreffen.
Wir sollten bedenken, dass innerhalb relativ kurzer Zeit viele Bischöfe ihr Amt aus verschiedenen Gründen niederlegen werden. In welcher Form werden die neuen Ernennungen stattfinden?
Es ist ein große Chance, Verfahrensänderungen einzuführen, die einen hoffnungsvollen Blick auf die Zukunft erlauben würden.
Es ist wesentlich, die Wahlverfahren gründlich zu bearbeiten, um die schwerwiegenden Fehler und Schwächen des gegenwärtigen Systems zu korrigieren, die es möglich gemacht haben, dass der Bischof Barros in Osorno und verschiedene andere Bischöfe ernannt wurden, die für das Amt nicht geeignet zu sein scheinen.
Es wäre zum Beispiel nicht ratsam, wenn der jetzige Nuntius in das Wahlverfahren eingreifen würde. In Zukunft wäre es sehr empfehlenswert, die Möglichkeit einer Intervention seitens eines Nuntius deutlich stärker einzugrenzen. In der jetzigen Situation werden die chilenischen Bischöfe insgesamt infrage gestellt. Es häufen sich die begründeten kritischen Meinungen und die Bischofskonferenz ist diskreditiert.
Das Bischofsamt findet ernsthafte Hindernisse vor, um gegenüber dem Kurswechsel wortführend oder passend zu reagieren.
Unter den aktuellen Bedingungen wird offenbar die letzte Entscheidung über die Ernennungen dem Papst obliegen.
Ich meine „aktuelle Bedingungen“, denn es ist dringend erforderlich, dass die Kirche die Art und Weise überprüft, wie der Papst in Zukunft seine Autorität bei der Ernennung der Bischöfe ausübt. Es kann nicht sein, dass die Ernennung aller Bischöfe der Welt absolut vom Pontifex abhängig ist! Das sind insgesamt 5000! Die christliche Institution, die dieses Modell von absoluten Monarchien übernahm, muss sich modernisieren im Einklang mit der zeitgenössischen demokratischen Kultur und vor allem der eigenen ältesten Tradition entsprechen. Es ist fundamental, dass die Neuernannten in enger Verbindung mit dem Papst stehen, aber dies bedeutet nicht, dass der Papst sie ohne die Beteiligung der örtlichen Kirchen direkt ernennt.
Aus diesem Grund müsste die anzunehmende Methode in verschiedener Hinsicht partizipativ sein, damit wahrer Fortschritt erreicht werden kann.
a)Alle Katholiken müssten informiert sein über die erste und letzte Phase des Ernennungsverfahrens jedes einzelnen Bischofs, der in das Amt gewählt werden soll und über diejenigen, die in die Entscheidung eingreifen. b) Alle, ohne Ausnahme, müssten befähigt werden, das Profil des Bischofs mitzugestalten, das die Kirche heutzutage benötigt. c) An den vertraulichsten Aspekten des Verfahrens, die wahrlich wegen der Relevanz des Amtes notwendig sind, müssten vortreffliche Laien teilnehmen können. Auch Frauen müssten ihre Stimme paritätisch einbringen können. Der Ausschluss von Frauen darf nicht fortgesetzt werden. Tatsächlich müsste bekannt sein, dass gegenwärtig Laien einen effektiven Einfluss ausüben, allerdings als „Zaungäste“ Auch der Einfluss einiger wohlhabender Katholiken auf solche Entscheidungen ist nicht gering. Außerdem lassen Regierungen gewöhnlich auf subtile Art und Weise ihre Präferenzen erkennen.
Ein Verfahren wie das Vorgeschlagene ist kanonisch regelwidrig.
Aber so lange das kanonische Recht, das sich im Laufe der Geschichte stark gewandelt hat, nicht reformiert worden ist, können die neuen Verfahren zeitgemäß angewandt werden. Nichts sollte den Papst daran hindern ein passendes Verfahren ins Leben zu rufen, da er große Verantwortung für die Lösung dieser Krise trägt.
In diesem Zusammenhang wird es entscheidend sein, wer die Leitung dieses Prozesses übernehmen wird. Angesichts des Erwähnten wäre es nicht angemessen, dass es ein chilenischer Bischof täte. Niemand wäre unabhängig genug. Auch die diskreditierte Nuntiatur sollte es nicht tun. Ich denke, dass der Papst Franciscus jemanden wie Scicluna von außerhalb schicken sollte, der die Verantwortung für den Ernennungsprozess aller Bischöfe übernimmt, die im Laufe des nächsten Jahres gewählt werden sollen.
Dies würde wahrscheinlich eine viel breitere Beteiligung erlauben und das Vertrauen in die Führung der chilenischen Kirche erneuern. Es würde die Vertrauenswürdigkeit, das Ansehen und die Zuverlässigkeit wiedererlangen lassen ohne welches, die Glaubenskrise der Christen sich verschärfen würde.
Ich habe Menschen gehört, die in Sorge sind wegen der Spaltung der Kirche.
Sie beziehen sich weniger auf die Unterschiede zwischen Katholiken, sondern auf den Graben, den die kirchliche Institution vom Rest des Gottesvolkes trennt. Die mangelnde Beteiligung der Getauften an den Entscheidungen ihrer Kirche ist fast absolut. Wir Bischöfe und Priester klären niemand über unsere Handlungen auf. Sollten gewöhnliche Christen bei der Wahl ihrer geistlichen Obrigkeit berücksichtigt werden, würde dies ihr Amtseinsetzung legitimieren.
Eine Sache ist, zum Regieren ernannt zu werden und eine andere, die Fähigkeit regieren zu können. Ohne Autorität wird die kirchliche Macht des 21. Jahrhunderts wie der König des kleinen Prinzen werden, der von seinem königlichen Thron aus, bekleidet mit Purpur und Hermelin, über alles herrschte, was ihm gehorchen sollte, die Sonne und die Sterne, aber über niemand verfügte, der ihm gegenüber ungehorsam wäre. Er war der einzige Bewohner des Planeten.
Jorge Costadoat, Jesuitenpater.
Theologe, Leiter des Theologischen Zentrums, Manuel Larraín Mitarbeiter der Zeitschrift, Reflexión y Liberación“ (Reflexion und Befreiung ) Chile.