El G7 enfrenta a la temida Estanflación
Pese a la incertidumbre por la guerra de Ucrania, el G-7 eludirá la que sería su tercera recesión sincronizada desde 2008 a costa de un frenazo por el alza de tipos, que puede adentrar al club de países ricos en la antesala de ese temido escenario de bajo crecimiento y subidas de precios
La alquimia económica mundial emulsiona confusión, mezcla mal y genera posos sombríos. Cuando la invasión rusa de Ucrania se aproxima a su segundo mes, los análisis del mercado empiezan a alejarse del consenso, con la imprevisibilidad de toda contienda bélica, por los muchos factores de riesgo que se han instalado en la coyuntura global.
En el caso de las potencias del G-7, el grupo de economías más desarrolladas del mundo que forman Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos, desde la sala de máquinas de Economist Intelligence Unit (EIU) se decantan por un escenario de aterrizaje más o menos suave todavía.
Poco antes de que se publique el World Economic Outlook (WEO) de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI), la hoja de ruta que describen en EIU, unidad de inteligencia económica del grupo que edita el influyente semanario británico The Economist, desvela una senda pedregosa, con riesgos de estanflación (la temida combinación de estancamiento económico y alta inflación) en la primera economía mundial, EEUU, y la posibilidad de una recesión en Alemania si se cortase el suministro de gas ruso a este país.
El contagio de la guerra en Ucrania sobre el dinamismo del G-7 se está produciendo por tres cauces. El primero, el efecto bumerán de las sanciones occidentales al Kremlin. Estas deprimirán la economía rusa, cuyo PIB caerá este año a doble dígito, pero también atravesarán la coraza del ciclo de negocios de las siete naciones más industrializadas.
El segundo cauce es la intensa subida de los precios de la energía y su inmediato y meteórico tránsito hacia la inflación. Y el tercero, la reaparición de disrupciones en las cadenas de valor de las empresas, que han recrudecido los cuellos de botella del comercio global y la crisis logística aparejada a este colapso.
Este cóctel hace presagiar a los expertos del EIU una caída de medio punto en sus predicciones de crecimiento del PIB mundial para este año; del 3,9% de antes del inicio del conflicto armado al 3,4%. La mayor damnificada será Ucrania, que se contraerá nada menos que un 46,3%, frente al aumento del 3,3% previsto antes de la guerra.
Europa será el epicentro del cierre del flujo del comercio y del shock energético. Un “doble golpe” que deja a sus economías más expuestas a los daños colaterales de esta contienda en pleno corazón del continente. “La escalada de los hidrocarburos fósiles y de otras materias primas -las metálicas y las agroalimentarias-, seguirán distorsionando la capacidad productiva en la región” y sus tasas de inflación, poniendo en riesgo la recuperación post-Covid. Y el crecimiento en la región se quedará en el 3,3% este año, siete décimas por debajo de la predicción de comienzos del ejercicio.
La radiografía del EIU no ofrece una perspectiva estanca. En el circuito económico se sopesan las embestidas que todavía puede deparar un ejercicio que estaba llamado a consolidar el despegue de la economía tras el COVID, pero que puede esconder nuevos episodios de convulsión.
Ignacio Domingo / El Diario de España