El desafío: Dar verdadero espacio a las mujeres
Compartimos el artículo del periódico L’Osservatore Romano publicado por Ritanna Armeni en el último ejemplar de “Donne Chiesa Mondo”, con la entrevista a las religiosas Jolanta Kafka, nueva presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales y Patricia Murray, secretaria ejecutiva de la UISG, quienes afirman que la misión de evangelizar no corresponde sólo a los ordenados.
Francisco es un pontífice apreciado y amado también por una gran parte del mundo laico por su apertura, su capacidad de mirar radicalmente los problemas de la sociedad y del planeta, por su coraje y su capacidad de ir más allá del pensamiento común y dominante. ¿Podemos decir que existe la misma apertura, la misma intención de cambiar las cosas con respecto al mundo para las mujeres? Siete años de pontificado son suficientes para emitir un juicio, para entender si el Papa “que viene de lejos” ha hecho algo por las mujeres de la Iglesia y en eso caso, de qué se trata.
La Hermana Jolanta Kafka es la nueva presidenta de la UISG, Unión Internacional de Superioras Generales, que reúne hasta 1900 congregaciones para 450.000 mujeres consagradas. La hermana Patricia Murray es la secretaria ejecutiva de la UISG. Ambas conocen bien la condición de la mujer en la Iglesia, la viven cada día. Con ellas se puede hablar fuera de los esquemas y llegar al fondo de la cuestión.
– ¿Ha hecho el Pontífice algo más en particular por las mujeres de la Iglesia?
Hermana Jolanta: Recibimos mensajes de aliento todos los días, signos de empoderamiento de las mujeres. Son mensajes importantes y generales. La Iglesia para Francisco es siempre femenina, es mujer, es la madre que cuida, que da vida, es la protagonista de la historia, es ella la que crea el cambio. El Pontífice utiliza siempre expresiones y símbolos que afirman la presencia y el valor de la mujer en cada ocasión.
– Estamos hablando de gestos simbólicos…
Sor Patricia: Los símbolos son importantes y el Pontífice los usa para indicar un cambio. Incluso aquellos que pueden parecer secundarios envían mensajes precisos. Por primera vez bajo su pontificado, la asamblea de la UISG no fue introducida por un cardenal sino por su presidenta. El Papa, en la última asamblea, entró en el Aula Paolo VI con la presidenta y la secretaria ejecutiva, ubicadas respectivamente a la derecha y a la izquierda. No quiso sentarse en la silla grande que se le había preparado, sino que quería dos, una también para la presidenta de la UISG. Ante todo en sus palabras y gestos siempre hay inclusión.
– Sin embargo, la impresión es que es difícil incluso para el Papa dar más espacio a las mujeres en la Iglesia.
Sor Jolanta: Es verdad. El Pontífice se enfrenta a un desafío. Dar un espacio a las mujeres, pero verdadero, real, para señalar su presencia estructural en la Iglesia y al mismo tiempo evitar englobarlarlas en el sistema “clerical”. En la Iglesia, si la jerarquía y el poder (no la autoridad, que es diferente) se unen, se convierten en un solo poder. Si en cambio hablamos de la Iglesia como una comunión de diferentes ministerios, hay algunos que podrían ser ejercidos inmediatamente por hombres y mujeres. En la profundización de la sinodalidad hay una gran oportunidad.
– Hablemos del tema de debate del último Sínodo: el diaconado de las mujeres, los nuevos ministerios para las mujeres…Para algunos, la conclusión fue una decepción.
Hermana Jolanta: Hubo una importante discusión en el Sínodo. Hubo una discusión abierta sobre los diferentes roles y servicios que deben estar presentes en la Iglesia para que ésta pueda crecer en comunión y continuar su misión de evangelización, que no es sólo de los ordenados, no puede haber ningún ministerio sin el pueblo de Dios. Si esto no sucede, no es sólo un problema para las mujeres sino para toda la Iglesia.
– En los primeros siglos del cristianismo existía el diaconado femenino…
Sor Patricia: Sí, luego la situación cambió y ahora el estudio es precisamente sobre la interpretación del antiguo diaconado.
Yo creo que deberíamos dar más importancia y visibilidad a todos los ministerios de la Iglesia. Pienso en la predicación, la enseñanza, los numerosos roles de cuidado que las mujeres religiosas llevan a cabo. No se valoran lo suficiente. El Pontífice ha iniciado un camino, un proceso de formación cuyo objetivo no es un clero más fuerte, sino una Iglesia más fuerte y unida en las diferencias.
– Entiendo, por consiguiente, que el problema no es el del diaconado, es decir, el de la igualdad con los hombres en la jerarquía, sino el de la construcción de toda una Iglesia que dé espacio a las mujeres.
Sor Jolanta: A las mujeres y hombres sentados uno al lado del otro, alrededor del mismo centro.
– El Santo Padre, por lo tanto, puede hacer mucho por las mujeres. Hablemos también de lo que las mujeres consagradas pueden hacer por el Pontífice y por la Iglesia. ¿Qué papel pueden desempeñar? ¿Es diferente del papel que se desarrolló en el pasado?
Sor Patricia: La UISG fue constituida al final del Concilio Vaticano II precisamente para que hubiera un lugar donde las mujeres pudieran ser interlocutoras. Hoy en día juegan plenamente ese papel. El propio Papa reconoció la capacidad de construir relaciones, redes, de llevar al centro las voces de las periferias, de los que están distantes y no son escuchados. En el Sínodo del Amazonas sucedió.
– Hace algún tiempo se planteó el problema de la violencia contra las mujeres, en la Iglesia contra las monjas. Un problema importante y grave denunciado por el propio Pontífice. ¿Qué percepción, qué conciencia hay del fenómeno? ¿Se ha hecho algo?
Sor Jolanta: El Santo Padre ha roto el silencio sobre la violencia y esto nos da la posibilidad de hablar, de ser, también como UISG, un lugar de escucha y de ayuda no sólo con respecto a la violencia sexual, sino con todo abuso de poder. Desde hace algún tiempo hemos decidido abordar el problema en tres direcciones: crear espacios en los que las hermanas puedan hablar. No hay nada peor que sentirse víctima y no encontrar un lugar donde escuchar. Ofrecerles apoyo terapéutico y legal, realizar un trabajo de formación integral para que las mujeres sean más conscientes de su dignidad y sus derechos.
Sor Patricia: Una vez más el Papa mostró el camino cuando habló de una Iglesia que debe cuidar del mundo y de la persona, e indicó la responsabilidad moral que cada uno de nosotros tiene hacia la comunidad. En algunos países las mujeres se encuentran en situaciones de subordinación cultural y económica que las hace más vulnerables y menos autónomas. Esta situación crea las condiciones para la violencia y el abuso. El Papa Francisco ha llamado la atención sobre esto muchas veces. Una vez más el Pontífice ha mostrado el camino. Depende de nosotros seguirlo.
L’Osservatore Romano – Vatican News
www.reflexionyliberacion.cl