El Papa escribe carta a Lula
El Papa Francisco escribió una carta a Luiz Inácio “Lula” da Silva, preso en Brasil, en respuesta a una misiva que le envió el expresidente desde una cárcel en Curitiba, donde cumple una condena de doce años.
En la carta que Lula escribió a mano el 5 de abril desde una prisión en Curitiba, donde purga una condena de 12 años de cárcel por los delitos de corrupción y lavado de dinero, el exmandatario agradece “el apoyo del pueblo brasileño” y afirma que sigue luchando para “probar mi inocencia”.
“Soy consciente de que, si estoy preso, es porque los poderosos quieren destruir toda la red de protección y cuidado que construimos para los excluidos, para que los bancos, los poderosos, tengan más lucro y acumulación de riquezas”, prosigue el expresidente.
“El amor a mi pueblo y mi fe me animan, así como a veces las pruebas, como la muerte de mi hermano y de mi nieto Arthur de apenas 7 años”, dice Lula.
En su respuesta, el Papa Francisco recuerda su mensaje para la 52° Jornada Mundial de la Paz celebrada el pasado 1 de enero, en donde resaltó que “la responsabilidad política constituye un desafío permanente para todos aquellos que reciben el mandato de servir a su país, de proteger a las personas que viven en él y de trabajar para crear las condiciones de un futuro digno y justo”.
“Así como mis antecesores, estoy convencido de que la política puede convertirse en una forma eminente de caridad, implementada en el respeto fundamental por la vida, la libertad y la dignidad de las personas”, escribió el Pontífice en su carta con fecha 3 de mayo.
El Papa Francisco resalta también que “en estos días estamos celebrando la Resurrección del Señor. El triunfo de Jesucristo sobre la muerte y la esperanza de la humanidad. Su Pascua, su paso de la muerte a la vida, es también nuestra pascua: gracias a Él podemos pasar de la oscuridad a la luz, de la esclavitud de este mundo a la libertad de la tierra prometida”.
La Resurrección del Señor, subraya el Pontífice, permite además pasar “del pecado que nos separa de Dios y de los hermanos a la amistad que nos une a Él, de la incredulidad y de la desesperanza a la alegría serena y profunda de quien cree que, al final, el bien vencerá al mal, la verdad vencerá la mentira y la salvación vencerá la condena”.
“Teniendo presente las duras pruebas que usted ha vivido últimamente, especialmente la pérdida de algunos de sus seres queridos: su esposa Marisa Leticia, su hermano Genival Inácio y, más recientemente, su nieto Arthur de solo 7 años, quiero manifestar mi cercanía espiritual y mi aliento pidiendo no desanimarse y seguir confiando en Dios”, prosigue el Santo Padre.
“Al asegurarle mi oración para que, en este tiempo pascual de júbilo, la luz de Cristo resucitado lo colme de esperanza, le pido que no deje de rezar por mí”, concluye el Papa Francisco.