Diciembre 21, 2024

Arde Notre Dame

 Arde Notre Dame

Para Dios vale infinitamente más un niño que todas las catedrales del mundo juntas.

La primera noticia personal que recibí del incendio de la Catedral de París fue el WhatsApp de un amigo que decía: “La Catedral de París en llamas en Semana Santa, ¿será un signo?

Mi respuesta fue esta: “Cuando los discípulos reclamaron la atención de Jesús sobre la grandeza del templo de Jerusalén El contestó: ‘no quedará piedra sobre piedra’. El verdadero templo de Dios son los seres humanos. Al final no se nos va a preguntar por ningún templo, ninguna catedral, ninguna basílica, solo por los seres humanos: ‘tuve hambre, tuve sed… Mateo 25,31-46. San Pablo dice : ‘el templo vivo de Dios donde El habita son los seres humanos” . (Ver 1ª Corintios 3,16-17)

La primera cita la recogen tres Evangelistas, signo de su autenticidad. Marcos la narra así en 13,1-2: “Al salir del templo, uno de sus discípulos le dice: “Maestro, mira qué piedras, y qué construcciones”. Jesús le contestó: “¿Ves esas grandiosas construcciones? No quedará piedra sobre piedra que no sea derruida”.

Jesús no vino a enseñarnos a  construir iglesias, ni catedrales, ni basílicas. Vino a enseñarnos a:

– amarnos unos a otros,

– a sentir hambre y sed de justicia,

– a dar de comer al hambriento,

– a dar de beber al sediento,

– a vestir al desnudo,

– a acoger al forastero (inmigrante),

– a atender al enfermo,

– a visitarlo en la cárcel,

– a acoger a los niños como a El mismo en persona.

Podemos ver los textos en Juan 13,34-35, Mateo 5,6 ó Lucas 6,21, Marcos 10,13-16 y Mateo 25,31-46.

Hemos visto a la gente llorar mirando las llamas, otros que no podían ni mirar, otros comentando que Notre Dame es el monumento más visitado del mundo con 15 millones de turistas al año. Sabemos, en cambio, miles de seres humanos, adultos y niños, mueren a diario de hambre y nos quedamos tan tranquilos.

De esos 15 millones, seguro que no van ni un millón al año, al menos a visitar a los más pobres de Africa, de Suramérica, o de la India, ni mucho menos a quedarse con ellos para acompañarlos, enseñarles a superar el hambre, la sed, el frío, la enfermedad, para que puedan vivir allí un poco más dignamente y no tengan que emigrar exponiéndose a perder la vida por el camino o pasar mil penurias si llegan a destino. Ni a echar una mano a los miles de mujeres africanas que alimentan a sus recién nacidos con huevos de hormiga porque sus pechos no dan leche ni la pueden conseguir, o peor aun los dejan abandonados en cualquier lugar o en el fondo de una letrina porque no tienen absolutamente nada que darles, o les rompen un brazo o una pierna para que den más pena y  ponerlos a pedir. Esto no son frases sensacionalistas, son hechos concretos que están sucediendo todos los días.

A la Francia que llora Notre Dame y va a gastar muchos millones en reconstruirla, habría que preguntarle qué está haciendo con el Niger donde con su multinacional Areva extrae uranio para alimentar a sus 59 centrales nucleares, mientras que el Níger tiene un IDH de tan solo 0,354, que refleja un país en extrema pobreza con PIB 360 € por persona y año en 2017, escasamente 1 € al día, situándose así entre los tres países más pobres (empobrecidos) del mundo.

En el mundo desarrollado hemos sustituido a Dios por la religión,  y profanado así el mensaje liberador integral del hombre, que envío al mundo por medio de su Hijo Jesucristo, para que todo ser humano pudiera llegar a vivir dignamente.

Los poderosos de hoy económica y políticamente, que se consideran los amos del mundo, pasan tan indiferentes ante el sufrimiento de los cientos de millones de oprimidos, “que son como locos enamorados de la muerte, que no tienen la honradez de reconocer que matan para robar”, como las materias primas a los países pobres del Tercer Mundo.

A ver si nos comprometemos todos a luchar por un  mundo más justo y digno para todos los seres humanos y toda la creación, porque:    “Mucha gente pequeña,  en lugares pequeños,  haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo” (Eduardo Galeano), y así entre todos hacemos de él el mejor templo vivo de Dios para todos los seres humanos, pues “yo he venido para que todos tengan vida y vida en abundancia, dice Jesucristo.

P. Faustino Vilabrille Linares

A S T U R I A S

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