Diciembre 21, 2024

Cardenal Gerhard Müller líder de la oposición a Francisco

 Cardenal Gerhard Müller líder de la oposición a Francisco

Destituido por Jorge Mario Bergoglio al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En declaraciones a la prensa romana alertó sobre el “culto excesivo al pontífice”…

La oposición conservadora cada vez más agresiva al Papa Francisco tiene desde hoy su líder manifiesto: es el cardenal alemán Gerhard Müller (69), hasta principios de este mes guardián de la ortodoxia católica como Prefecto para la Doctrina de la Fe, que fue desplazado por Jorge Bergoglio tras años de conflictos al no renovarle el mandato quinquenal como su estratégico “ministro” en la Curia Romana. Müller abrió un fuego graneado contra el pontífice argentino en una entrevista exclusiva a la agencia alemana “DPA”, en la que alertó obre un “culto excesivo al pontífice”.

De hecho, el cardenal acusó indirectamente a Francisco de favorecer una “adulación cortesana y una afectada subordinación”, aunque dijo que Bergoglio se ha manifestado contrario a esta actitud.

“Todo católico, sobre todo cada obispo y cada cardenal, tiene una relación positiva y constructiva con el Papa”, señaló Müller, aunque señaló que algunos tienen “una devoción papal hipócrita, como si la divisa fuera: El Santo Padre tiene una idea y nosotros lo seguimos incondicionalmente y llenos de admiración”.

“El Papa también es solo un ser humano. Eso quier decir que no todo lo que hace y dice es de por si perfecto e insuperable”.

En la entrevista el cardenal afirmó desconocer los motivos de su destitución, que en realidad aparecía inevitable por los conflictos que lo enfrentaron desde el comienzo del papado de Jorge Bergoglio.

Müller fue elevado a Prefecto de la Doctrina de la Fe en julio de 2012 por Benedicto XVI, Joseph Ratzinger. “Fui llamado a Roma por el Papa Benedicto únicamente para este cargo. Normalmente se parte de la base de que es hasta los 75 años”. En realidad el mandato en las cumbres de la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia, tiene cinco años de duración. Así lo decidió el Papa Pablo VI cuando emprendió una tarea de renovación de la Curia tras el Concilio Vaticano II. Bergoglio dijo a algún amigo que no era un “cortador de cabezas” y eligió esperar a que el guardián de la ortodoxia terminara su período quinquenal, lo que ocurrió el 1 de julio, y no renovárselo.

Müller dijo que ahora que Francisco decidió otra cosa, “a mi no se me acaba el mundo, pudo seguir haciendo muchas cosas por la Iglesia”.

El cardenal era desde 2002 obispo de Ratisbona, donde en 2010 estalló el escándalo de los abusos físicos y sexuales a 547 niños del coro de la catedral. En un informe final anunciado ayer en Alemania, Müller fue criticado por la debilidad de su investigación del escándalo, en el que se comprobaron 67 casos de abusos sexuales.

Otro cañonazo por elevación que mandó el ex guardián de la ortodoxia a Jorge Bergoglio fue afirmar “respecto a los fieles” de que deseaba “que haya un menor culto al Papa. “No debería surgir un culto a la personalidad”, dijo.

“En los tiempos de los medios de comunicación masivos es peligroso que la gente solamente aclame al Papa o que viaje a Roma por sensacionalismo, para poder decir después que ha visto al pontífice y que estaba muy cerca de él”.

Entre las discrepancias profundas del jefe del ex Santo Oficio y la Sagrada Inquisición con el Papa argentino, la más explosiva fue la oposición muy dura de Müller contra el cambio en la cuestión delos católicos divorciados vueltos a casar. El tema fue motivo de controversias en los Sínodos de la Familia de 2014 y 2015. En un documento final de marzo de 2016, llamado Amoris Laetitia, Jorge Bergoglio autorizó en notas al pie de página y no en el texto que ese tema lo decidieran los obispos. Es lo que pedían los episcopales alemanes: un camino de penitencia al final del cual se devolvieran los sacramentos, sobre todo la comunión, del cual habían sido excluídos los que habían divorciado y contraído nuevo matrimonio por el civil.

El cardenal Müller hasta escribió un libro en el que afirmó que “ningún Papa puede disponer de los sacramentos”. El matrimonio es indisoluble por voluntad divina y “ni la más alta autoridad eclesiástica puede intervenir en la sustancia de un sacramento”.

Müller dio conferencias en varios países. Las que levantaron más polvareda, con acusaciones de otros obispos contra él por “franca rebeldía” al pontífice, las pronunció en España. Llegó a decir que él no era “una copia servil del pontífice”, sino que estaba donde estaba “para servir con su cabeza”.

El cardenal alemán, que tiene una estrecha relación con el Papa emérito Joseph Ratzinger, de quien es curador de sus obras teológicas, considera a Francisco un Papa pastoral que hace pastichos con la sana teología. Llegó a proponer que los documentos de Bergoglio fueran controlados en su sustancia teológica por la Congregación para la Doctrina de la Fe. De hecho, dándole una autoridad superior a la del mismo Papa, que por supuesto ni contestó a su propuesta.

Julio Algañaraz  –  R o m a

Clarín de Buenos Aires   –   Reflexión y Liberación

Editor