Marzo 19, 2025

12 años de estilo J M Bergoglio

 12 años de estilo J M Bergoglio

El 12° aniversario de la elección de Jorge Mario Bergoglio como Papa (13 de marzo de 2013), merece una pequeña reflexión sobre el valor ‘teológico’ de su modo de interpretar y vivir el papado, en estos 12 años. Presento un breve repaso de cuatro temas que merecen una consideración no sólo curiosa sino reflexiva.

El primer Papa hijo del Concilio

Este primer aspecto pone de relieve el trabajo que las generaciones, en su sucesión, llevan a cabo de forma invisible. Después de 4 Papas que fueron ‘Padres Conciliares’ (Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI), el primer Papa que no estuvo en el Concilio, como obispo o como experto, implica una relación no autobiográfica con el Vaticano II.

En Francisco está el inicio de una verdadera tradición conciliar, que no había sido posible para quienes habían sido los autores del Concilio. La intención del autor, en Francisco, se identifica con el trabajo hermenéutico del ‘hijo’.

Si los ‘padres’ están siempre un poco aprensivos y preocupados por sus hijos ‘doctrinales’, un niño es necesariamente más libre y más sereno. La historia es capaz de esto a medida que pasan las generaciones. De este modo introduce una lectura autorizada de los textos y de los acontecimientos conciliares, propuesta ya no por los padres, sino por los hijos.

El primer Papa que no reside en el Palacio Apostólico

Uno de los primeros gestos simbólicos del Papa Francisco fue no vivir en el lugar de su Oficio. Así comenzó una redefinición, ciertamente laboriosa y lenta, de la figura misma del ‘Obispo de Roma’, a partir de la salida del Palacio Apostólico.

No se puede olvidar que, poco antes de su elección, en su último discurso en la Congregación de Cardenales, el Cardenal Bergoglio había evocado la curiosa imagen de un Señor que llama a la puerta, pero no para entrar, sino para salir. Una Iglesia en salida no es sólo un eslogan eficaz, sino también un modo de re-entender la función del papado, a partir de la eliminación de formas de residencia’.

Sin haberse centrado mucho en la reforma institucional, en estos doce años Francisco ha propuesto más bien una reforma simbólica que merece atención.

El primer Papa Latinoamericano

Con Francisco pudimos ver hasta qué punto la cultura latinoamericana es diferente de la cultura europea. El hecho de que la Iglesia católica haya tenido la experiencia, desde el Concilio Vaticano II, de ser una Iglesia en los cinco continentes ha agudizado mucho la sensibilidad hacia una necesaria inculturación de la fe, del culto, de la forma jurídica y de las formas de vida eclesial.

Aunque se trata de un fenómeno lento y gradual, hemos asistido a una sorprendente aceleración debido al simple hecho de que un Papa interpreta su ministerio a través de una cultura distinta a la europea.

Se trata de un acontecimiento teológico de primera magnitud, aunque queramos ocultarlo con las fáciles ‘reducciones’ de Francisco a un italiano de acento extraño y en todo caso de origen piamontés. En realidad, su comprensión del mundo y de la tradición está marcada por una tierra que se encuentra a 10.000 kilómetros de Roma y donde las estaciones están invertidas. Se trata de un hecho que innova profundamente la tradición del papado.

El primer Papa jesuita

Un último aspecto de novedad lo constituye el carácter religioso del cardenal Bergoglio, el primer jesuita convertido en Papa. Este hecho aportó a su ministerio un aspecto nuevo vinculado al modo de pensar, orar, ejercer la misericordia, celebrar y administrar típico de la tradición ignaciana.

Es muy interesante descubrir cómo, teológicamente, el primado de la misericordia, que es ciertamente un rasgo cualificador de su pontificado, estuvo mediado por una línea de interpretación de la misericordia (en el ámbito sacramental y extrasacramental) que se remonta fácilmente a la casuística jesuita, cuyas huellas encontramos en el modo de plantear las cuestiones que rodean el sacramento de la penitencia o el sacramento del matrimonio.

Esto no impidió que Francisco escribiera una Carta apostólica para celebrar a Blas Pascal, en el cuarto centenario de su nacimiento ( Sublimitas et miseria hominis ).

Estos cuatro puntos, en relación entre sí, nos permiten juzgar estos doce años de pontificado como un acontecimiento que puede ser muy interesante de estudiar a nivel puramente teológico.

Andrea Grillo – Roma

Editor