Marzo 14, 2025

Comienza una etapa especial de su pontificado

 Comienza una etapa especial de su pontificado

Ahora que ha terminado el estado de emergencia sanitaria (pero aún no la infección pulmonar), se abre un nuevo camino ante el Papa Francisco. 

El equipo médico del Gemelli trabajó con dedicación para sacar al pontífice de una situación de riesgo vital y, a través de las palabras del profesor Sergio Alfieri, fue también muy sincero hacia la opinión pública. No embelleció nada, enumeró los elementos graves que se presentaron: inflamación pulmonar bilateral, riesgo de sepsis (envenenamiento de la sangre), insuficiencia renal transitoria, episodios de vómitos reabsorbidos con los consiguientes riesgos de nuevas infecciones. Los médicos subrayan ahora que la situación sigue siendo “compleja” y requerirá una prolongación adecuada de la hospitalización.

Para Francisco, de 88 años, comienza una etapa especial de su pontificado. Si, como todos esperan, regresa al Vaticano para retomar plenamente el control del gobierno de la comunidad católica, con sus 1.400 millones de fieles, la primera tarea que tendrá que afrontar será obedecer a los médicos. Ya no debe haber espacio para decisiones tozudas como la del domingo 9 de febrero, cuando, con una bronquitis ya en marcha, insistió en seguir la larga ceremonia jubilar militar al aire libre, con frío y humedad.

Bergoglio, a diferencia de sus predecesores, no quería que junto a él trabajara un “arquiatra pontificio”, un profesional que lo siguiera día a día. Muchos se preguntan dentro y fuera de la Curia si es posible continuar así, dada la permanente fragilidad del sistema respiratorio de Bergoglio y la presencia de otras dolencias crónicas.

Existe una conciencia generalizada entre la jerarquía católica de que el Papa Francisco regresará a su casa de Santa Marta debilitado físicamente , muy débil y susceptible a las recaídas. No hay duda de que el pontífice siente una fuerte necesidad de concluir el Jubileo para “dar esperanza” a las masas de fieles en peregrinación a Roma. Pero con la Puerta Santa cerrada, prácticamente en su 89° cumpleaños, el Papa argentino también tendrá que preguntarse cómo seguir adelante. Por supuesto, “la Iglesia se gobierna con la cabeza y no con las rodillas”, dijo una vez, pero en 2026 se tratará de mucho más que problemas de cadera.

El cardenal Fernández tenía razón al señalar que si hay presiones interesadas en la renuncia papal (tan arraigadas entre los ultraconservadores), entonces no conducen a ninguna parte . En esos momentos Bergoglio reitera que la misión del sucesor de Pedro no ha terminado. Pero en distintas épocas el mismo pontífice, refiriéndose al nuevo camino abierto por Benedicto XVI, dijo que estaba dispuesto a retirarse si ya no estaba en la cima de sus fuerzas. No se trata de una visión funcionalista, como afirmó el cardenal Gerhard Müller, quien –aunque no comparte la línea teológica de Bergoglio– afirmó que el Romano Pontífice no es un director de empresa o un líder político que se jubila. Y por eso deberá permanecer en el trono hasta el final.

No es así. El propio Papa Ratzinger, con finura teológica, lo explicó a los cardenales cuando anunció su retiro en el famoso consistorio de febrero de 2013. “En el mundo actual, sujeto a rápidos cambios y sacudido por cuestiones de gran relevancia para la vida de fe”, declaró el pontífice alemán, es necesario el vigor tanto del cuerpo como del alma para “gobernar la barca de San Pedro”. De hecho, es necesario tener la capacidad de “administrar bien el ministerio papal”. Con igual preocupación por el crecimiento de la Iglesia Católica, Pablo VI, después del Concilio Vaticano II, introdujo dos grandes innovaciones: el retiro de los obispos después de los 75 años y la exclusión del Cónclave de los cardenales mayores de 80 años.

La síntesis de las dos innovaciones visionarias de Montini y Ratzinger es que la Iglesia no necesita líderes que sean simples iconos, sino personas capaces de moverse dinámicamente en el flujo de los rápidos cambios de la sociedad y del planeta. ¿En qué horizonte podrían entonces desarrollarse los próximos meses entre el aniversario actual del pontificado y el decimotercero que caerá en 2026? Nadie puede saber los planes de Francisco. Sin embargo, los partidarios de la estrategia innovadora bergogliana esperan que el pontífice comience a anclar jurídicamente –en definitiva, a hacer efectivas– las innovaciones indicadas por el Sínodo mundial sobre la sinodalidad y la misión de la Iglesia en el siglo XXI: la implementación de estructuras conciliares que incluyan a los laicos en todos los niveles de la estructura eclesial, la participación de las mujeres en los procesos de decisión a todos los niveles, el deber de rendición de cuentas por parte de todas las autoridades. Se trata de un proyecto que pretende transformar la Iglesia de una monarquía absoluta en un modelo de verdadera “comunidad” . Un proyecto que merece pasos graduales de implementación.

No hay que olvidar que el próximo 15 de junio se esperan los resultados de la comisión sobre el diaconado femenino , instituida en el seno del Dicasterio para la Doctrina de la Fe .

Marco Politi – Roma

Editor