Diciembre 26, 2024

Francisco habría recibido una carta de las víctimas en 2015

 Francisco habría recibido una carta de las víctimas en 2015

Parecía que con la llegada a Chile del arzobispo Scicluna, uno de los mayores expertos en el Vaticano en el campo de la investigación de los casos de abusos contra menores, se habría podido esclarecer la turbulenta historia del “caso Barros”, que acompañó a Francisco durante su visita a Chile (del 15 al 18 de enero).

Pero ahora, surgen nuevos detalles sobre el obispo de Osorno (cuya inmediata remoción, por haber “encubierto” los crímenes de su padre espiritual Fernando Karadima, piden los fieles desde hace tres años) en una carta de ocho páginas (publicada por la Associated Press, AP), que una de las víctimas Juan Carlos Cruz, habría enviado en abril de 2015 al Papa Francisco. El cardenal Sean O’Malley, presidente de la Comisión Pontificia para la Tutela de los Menores, habría entregado (parecería ser que personalmente) el documento al Papa Francisco.

Se trata de una carta dentro de una carta (del 3 de marzo de 2015). Cruz, que ahora vive y trabaja en Filadelfia (considerado en Chile, así como James Hamilton y José Andrés Murillo, símbolo de la denuncia de los abusos del clero chileno), transcribió para el Papa la carta que había enviado un mes antes al nuncio apostólico en Chile, Ivo Scapolo, pero nunca recibió una respuesta.

En el texto, completamente en español (publicado integralmente por el sitio de “La Tercera”, uno de los principales periódicos de Chile), el hombre describe hasta los mínimos detalles los abusos de Karadima, que se verificaban casi siempre ante la presencia de “terceros”, y la «máquina de destrucción» que pusieron el sacerdote y su “círculo mágico” en su contra para desanimarlo y persuadirlo de que no denunciara lo que había sufrido. Por ejemplo las amenazas de que lo habrían aislado o que habrían enviado «un ejército de abogados» si él u otras víctimas hubieren hablado de los abusos, las diferentes presiones psicológicas, o la carta de credenciales enviada al cardenal Fresno y al rector del seminario al que Cruz iba cuando era joven (y que abandonó después de dos años por voluntad propia) en la que se le describía como un homosexual. Ese había sido un secreto revelado a Karadima durante una confesión.

En la carta, Juan Carlos Cruz denuncia también los presuntos encubrimientos por parte de la cúpula de la Iglesia chilena, que no habría escuchado de ninguna manera las peticiones de ayuda de él y otros chicos. Algunos de ellos, recordó, se suicidaron o viven en la angustia por no haber logrado revelar «el horror» inmediatamente a sus esposas.

No solo se acusa a Barros, sino también a Andrés Arteaga, a Tomislav Koljatic y a Horacio Valenzuela, hoy obispos en Chile y que fueron miembros del “grupo de jóvenes “ reunido alrededor del carismático párroco de El Bosque, vinculado con la élite del país y formador de buena parte de del clero chileno. En la carta escrita al Papa, Cruz se refiere también a «actitudes poco convenientes» entre Karadima y los sacerdotes que eran sus colaboradores: «Ellos estaban cerca y a veces parados a nuestro lado cuando Karadima nos abusaba. Incluso Santo Padre, ellos eran tocados en forma muy inapropiada por Karadima».

«Santo Padre, me animé a escribirle esta carta porque estoy cansado de pelear, llorar y sufrir», afirmó Cruz al comenzar su carta, quien también se dijo “shockeado”, así como muchas otras personas, cuando se enteró de la «designación de Juan Barros Madrid como obispo de Osorno. Sabiendo todo lo que se sabe. Inmediatamente escribí una denuncia formal al nuncio Ivo Scapolo, a quien hemos tratado de ver y jamás ha tenido la cortesía de recibirnos», aseguró Cruz.

«Su ‘tolerancia cero contra el abuso’ no se aplica en Chile –escribió en la carta. No es necesario que me detenga acá, puesto que es cosa de ver lo que ha pasado en el país en este tema […] El sentimiento general de muchos chilenos es que ellos se protegen entre ellos e ignoran cualquier llamada de auxilio o de reparación». «Santo Padre, una cosa es el tremendo dolor y angustia del abuso tanto sexual como psicológico al que fuimos sometidos, pero quizá hasta peor es el terrible maltrato que hemos recibido de nuestros pastores», añadió Cruz. «Por favor», era su llamado al Papa: «no sea como los demás. Somos tantos los que a pesar de todo creemos que usted puede hacer algo. Valoro mi fe, es lo que me sostiene, pero se me va».

La carta, informó la Associated Press, parece desmentir las declaraciones del mismo Papa Francisco, quien en la entrevista durante el vuelo de vuelta de Lima, afirmó ante los periodistas que nunca había recibido «evidencias» sobre la participación de Barros en los crímenes de Karadima, ni haber escuchado a ninguna víctima directamente. «No han venido –dijo en esa ocasión Francisco–, no se han presentado, no han ofrecido la evidencia en un juicio. Ha quedado todo en el aire. Es cierto que Barros estaba en el grupo de los jóvenes de Karadima. Pero debemos ser claros: si se acusa sin ninguna evidencia con pertinacia, esto es calumnia. Pero si llega una persona y me da evidencias, yo seré el primero que la escuche». El Papa pronunció esas palabras después de las declaraciones que hizo a la prensa defendiendo al obispo de Osorno, mismas que provocaron «dolor en las víctimas», como indicó el cardenal Sean O’Malley en una carta por la que el Papa pidió públicamente perdón.

Precisamente O’Malley le habría entregado la carta al Pontífice, después de que se la hubiera dado Marie Collins, miembro de relieve en el órgano que abandonó voluntariamente el año pasado por no estar de acuerdo con el Vaticano. Una fotografía de 2015 que tomó la psicóloga francesa (también miembro de la Comisión) Catherine Bonnet en la Casa Santa Marta. «Cuando le dimos la carta para el Papa» al cardenal O’Malley, «él nos aseguró que se la habría dado al Papa y que habrían hablado de nuestras preocupaciones», comentó hoy Collins a la AP. En otro momento, añadió, «nos aseguró que lo había hecho».

Parecería un enigma. Por su parte, el arzobispo de Boston, respondió con un «no comment» cuando algunos periodistas le pidieron algunas palabras al respecto. El Vaticano tampoco ha publicado ninguna declaración oficial. 

Salvatore Cernuzio  –  Ciudad del Vaticano

Vatican Insider   –   Reflexión y Liberación

 

 

Editor