Noviembre 24, 2024

Qué sencillo es ser Cristiano

 Qué sencillo es ser Cristiano

Comentario al Evangelio 29 octubre 2017

Qué sencillo es ser cristiano, pero cómo lo hemos complicado

Ateos creyentes y creyentes ateos

Mateo 22, 34-40
Los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?” El le dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas”.

Jesús sintetiza el mensaje cristiano en dos cosas muy sencillas y bien fáciles de comprender: amar a Dios y amar al prójimo como a uno mismo. Además identifica los dos amores al decir que los dos son iguales, no meramente semejantes o parecidos.

1.- ¡Cuánto hemos complicado las cosas! ¡Cuántas leyes, preceptos y normas hemos establecido! ¿Cuántos códigos hemos promulgado! Los parlamentos europeo, nacionales y autonómicos aprueban cada año multitud de leyes y decretos, y ocupan a muchas personas cuya eficacia resulta bastante dudosa o desconocida, y cuestan una pasta que pagamos todos. Con cierta frecuencia promulgan leyes y códigos que más que proteger al pueblo en su conjunto, más bien parece que buscan favorecerse a si mismos, a los suyos o al poder. A veces consagran el clasismo, la desigualdad, la discriminación, como la ley de extranjería, o la cárcel para el que no puede pagar fianza y la libertad para el que puede, o pagar a otro país como hizo la UE con Turquía para que se quede con los emigrantes sirios.

El Código de Derecho Canónico de la Iglesia católica tiene más de 1700 Cánones bastantes de ellos además con muchos apartados. Pero luego hay también otra multitud de normas que regulan cantidad de cosas que la gran mayoría ni sabemos para qué son ni que significan, como las innumerables de la liturgia.

2.- Claridad de Jesús: Sin embargo Jesucristo con cuatro palabras lo puso todo muy claro, sencillo y fácil de entender para cualquiera. En el texto del Evangelio de hoy así lo expresa de forma que con tan solo dos mandamientos lo formula muy claro:

a) Mandamiento primero: amar a Dios, por encima de todo y sobre todo.
b) Mandamiento segundo: amar al prójimo como a uno mismo.

Y puntualiza dos cosas:

1ª.- Amor a Dios y al prójimo son totalmente inseparables:
Jesús lo deja meridianamente claro en este pasaje, pues el texto griego de Mateo dice que el segundo es “omoía” (igual), al primero. Esta palabra griega significa “equivalente, mismo, igual, que tiene la misma fuerza”. Por tanto, se trata de un mismo y único amor. No es posible uno sin el otro. Cualquiera de ellos nos tiene que llevar inevitablemente al otro. Igual que para formar una cruz son igualmente necesarios el palo vertical y el horizontal, y si falta uno no hay cruz. Así pasa con el amor a Dios y al hombre, son inseparables uno del otro.
Pero, ¿cuál de los dos amores hay que colocar primero? ¿Hay que colocar primero el palo vertical, dirigido a Dios, o el horizontal, dirigido al hombre?

El mismo Jesús nos da la respuesta:
Al final del camino Jesús solo nos a preguntar por el horizontal, porque este por sí mismo ya incluye al vertical (Mateo 25,31-46): “Tuve hambre y Me disteis de comer, tuve sed y Me disteis de beber, estuve desnudo y Me vestisteis, enfermo y Me atendisteis, en la cárcel y fuisteis a verMe”… Para practicarlo no hace falta ni saber que es así, y por eso al preguntarle a Jesús que cuándo se lo hicieron a El, les contesta: “lo que hicisteis a los más necesitados a Mi me lo hicisteis”. No sabían que al hacerlo a los más necesitados se lo estaban haciendo a El. Sin duda hay muchos no bautizados que son cristianos y muchos bautizados que no son cristianos. Hay ateos creyentes porque incluso sin conocer a Dios o negándolo con los labios lo afirman con los hechos de su vida, porque tratan bien a los demás y se preocupan por los más necesitados del mundo; y por el contrario, hay creyentes ateos, porque conociendo a Dios y afirmándolo con los labios lo niegan con los hechos de su vida, porque tratan mal a los demás, o no hacen nada por ellos, especialmente por los oprimidos de la tierra. Dios no necesita nada de nosotros para El, pues es Dios, pero lo necesita todo en los necesitados del mundo. Solo llega con autenticidad a El lo que pasa a través de los demás. Lo que no nos lleve al compromiso con los demás, no nos lleva a Dios.

2ª.-Con cumplir estos dos mandamientos está todo cumplido.

3.-  Escoger la fácil:Pero es mucho más fácil y menos comprometido acogerse al palo vertical y reducir nuestra fe a celebraciones, cultos, ritos, peregrinaciones, rezos, músicas, vestimentas, gestos teatrales, escenificaciones, imágenes, procesiones, medallas, altares, coronas, lampadarios, vidrieras de colores, lámparas suntuosas, custodias deslumbrantes, sagrarios de oro, etc. etc., y quedarnos tranquilos porque ya hemos cumplido, y luego nuestra vida vaya por caminos muy diferentes, sin compromiso con la justicia, la fraternidad, la solidaridad, el amor, la honradez, la lealtad, la ética, la misericordia, la lucha por el cambio de una estructura neoliberal capitalista, explotadora del Hombre y la Tierra, que hace cada vez más ricos a los ricos y más pobres a los pobres, incluido el planeta que nos sostiene. Es evidente que no vamos por este camino, basta ver cómo está el mundo, después de veinte siglos de cristianismo.

Dice Dios por boca del gran profeta Isaías (1,11-18): “no soporto vuestras solemnidades, me tapo los ojos para no veros, aunque menudeéis la plegaria yo no oigo… porque vuestras manos están de sangre llenas… desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, haced lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano…”

El profeta Amós (5,21-24) pone en boca de Dios estas palabras: “Detesto vuestras fiestas, no me gustan vuestras reuniones, no me complazco en vuestras ofrendas, canciones y arpas. Quiero que fluya el juicio como agua y la justicia como torrente inagotable”. ¡Qué enorme falta tenemos de este torrente de justicia inagotable en el mundo de hoy!. ¡Qué lejos están de practicar esta justicia los grandes banqueros y sus bancos con los hipotecas y los desahucios, los de la Gurtel y otros fraudes y corrupciones, las multinacionales, el lamentable dirigente sindicalista asturiano del Soma que muy poco honor hizo a su nombre, y no digamos los cientos y cientos que hicieron de la corrupción y el soborno su sistema de vida!

Jesús sigue esta misma línea profética cuando dice (Mateo 23,23) “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas…que descuidáis lo más importante de la Ley: La justicia, la misericordia y la fe!”.

4.- Celebración auténtica: Por tanto toda celebración que no anime, sirva y fortalezca nuestro compromiso de fe con los oprimidos del mundo, no vale nada, no sirve para nada, y lejos de ser grata a Dios le resulta insoportable. Así pues, al mismo tiempo que ayudamos a todo el que lo necesite, practiquemos apasionadamente la justicia, exijamos justicia, luchemos por la justicia, denunciemos a los injustos, para que todo ser humano pueda vivir dignamente, porque hay de sobra para todos, pero que no llega, porque el 1 % de los más ricos del mundo tienen tanto como el resto de la humanidad.

P. Faustino Vilabrille Linares

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