Abril 1, 2025

Abrir los ojos. La guerra y la paz / F. Vilabrille

 Abrir los ojos. La guerra y la paz / F. Vilabrille

Me declaro enemigo de todo personal y gasto militar, y me declaro muy amigo de todo personal y gasto militar dedicados al cuidado de la Humanidad y la Naturaleza, empobrecidas que tanto lo necesitan.

En el Comentario del domingo pasado critica vamos y nos declarábamos enemigos de los enormes gastos militares (8 mil millones de dólares en 2023 y cada año más) que dedicamos a preparar personal y armamento para las guerras, es decir, para matarnos unos a otros, y matar la Naturaleza, los cuales disimulamos con el eufemismo de que son gastos para Defensa.

Y por el contrario, nos declarábamos muy amigos de que todo el gasto militar en personal y en armas se dedicase al cuidado de la Humanidad empobrecida, y de la Naturaleza, que tanto lo necesitan. El gran terremoto de Birmania y Tailandia, que ya deja más de 1.640 muertos y 3.400 heridos, y otras grandes catástrofes que se suceden por inundaciones como en Valencia, vientos huracanados, grandes incendios, maremotos, serían motivos más que suficientes para dedicar todo el personal militar y ese ingente gasto en armas, tan absurdo, a prevenir y reparar daños tan grandes.

Pero qué hay detrás de tanto negocio económico y tanta ambición de poder… Qué razón tenía Jesucristo cuando dijo: “la paz os dejo, mi paz os doy, no como la da en mundo”, porque la paz del mundo es la paz del miedo y de la muerte, no paz de la alegría y la vida.

La parábola del Hijo Pródigo del Evangelio de hoy identifica al disgusto causado por el hijo menor al padre, como si se lo causara a Dios mismo: “pequé contra el Cielo y contra ti”. La pedagogía de Jesucristo a lo largo del Evangelio identifica al hombre con Dios, de tal manera que lo que hacemos al ser humano se lo hacemos al mismo Dios: si a Dios le damos el valor supremo, tenemos que dárselo lo mismo al ser humano. Declarar la guerra al ser humano, es declararle la guerra a Dios.

Si Jesús lo identificó así es para que demos al ser humano el mismo valor, respeto y cuidado más absoluto, como al mismo Dios, porque la mayor gloria de Dios es la plenitud de vida del hombre (San Ireneo, s. II).

Feliz domingo a tod@s.

Faustino Vilabrille – Gijón /Asturias

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