Mujeres y libertad
El cristianismo nació y se desarrolló en sociedades y culturas de corte radicalmente patriarcal.
La inculturación no podía dejar de producir las consecuencias normales. En la medida en que la inculturación se hizo más profunda, la Iglesia fue adoptando un carácter marcadamente patriarcal. La teología feminista a puesto de manifiesto cómo el cristianismo, desde sus orígenes, evoluciona hasta una Iglesia totalmente patriarcal ya en el siglo III.
Jesús manifestó una gran libertad con respecto a las instituciones judías. Comenzó un movimiento misionero en el que tanto hombres como mujeres colaboraban de modo espontáneo y, según parece, su conducta de aceptar la compañía de mujeres fue motivo de escándalo, Acogía a mujeres fuera de su casa, fuera de la familia, mujeres que aparentemente disponían de su vida y andaban por el mundo con toda la libertad.
Al prescindir Jesús de todas las leyes judías, desaparecen las discriminaciones. Hombres y mujeres son discípulos y discípulas por igual. Parece que, en los primeros tiempos, el movimiento misionero que tuvo su origen en el Maestro siguió adelante sin ningún tipo de discriminación.
Los escritos joánicos muestran que todavía a comienzos del siglo II hay comunidades sin jerarquía, en las que la influencia de las mujeres es determinante: Así se entiende el papel de Marta, María y María Magdalena en el cuarto Evangelio. Destaca especialmente la figura de Magdalena por su papel en la resurrección de Jesús.
Hasta el momento no han aparecido documentos que den testimonio del paso de los Doce a los obispos. ¿Cómo surgió el hecho de que la sucesión apostólica quede reservada exclusivamente a los obispos?
La teología tradicional –tanto la oriental como la occidental- pasa por esta cuestión sin explicarla. Lo que se sabe es que los ministerios presbiterial y episcopal se establecieron poco a poco y parece encontrarse en toda la Iglesia a finales del siglo II. Este movimiento coincide con la instauración de una mayor disciplina y con la lucha contra las primeras herejías, de tipo gnóstico. También coincide con la reducción al silencio de las mujeres.
El ministerio profético -muy importante en el siglo I- tiende a desaparecer en el siglo II. Ahora bien, las mujeres también participaban de ese profetismo. Pero, poco a poco, las mujeres fueron quedando excluidas de todos los puestos de liderazgo. Queda una jerarquía que, ella sola, gobierna las comunidades y que es exclusivamente masculina. ¿Cómo sucedió todo esto? No lo sabemos. Pero fue uno de los motivos por los que se introdujeron elementos del judaísmo en la Iglesia: ley, sacrificio, sacerdocio, templo, sacralización del tiempo, del espacio, de algunos objetos, discriminación de las mujeres.
De este modo, sufrió la libertad, pues se despreció e ignoró el principio de Gálatas 3,28. Sin embargo permaneció lo esencial: el bautismo es igual para todos. La actividad cristiana es de todos. El hecho es que las mujeres entraron en la Iglesia en mayor número que los hombres. Celso -jurista romano- ridiculizaba a la Iglesia cristiana por estar compuesta por mujeres y por esclavos. Si el número de mujeres que entraron fue elevado, fue ciertamente porque al hacerlo encontraron espacios de libertad.
+José Comblin
www.reflexionyliberacion.cl