Esperando y Orando por la Paz
Se acerca la Navidad y estamos esperando con fe. En la fe, esperamos al Emmanuel, que Dios aparezca, presente entre nosotros. En la fe, esperamos al Príncipe de la Paz, que Dios se haga presente en nuestro mundo en angustia. Así que no esperemos para orar, para expresar nuestra fe en Aquel que, en Navidad, se hace uno de nosotros para que, con nosotros, Dios se pueda hacer presente en nuestro mundo, sediento de Paz.
Oración
Aquí estoy, Señor, caminando en este Adviento,
un Adviento más estremecido, asustado, aturdido y expectante,
percibiendo cómo avivas en mi pobre corazón
las cenizas del deseo, cómo después de un toque de nostalgia,
la memoria que se despereza y abre sus ojos al pasado
deslumbrado por el agradecimiento.
Aquí estoy, Señor, caminando en este Adviento,
desempolvando mi esperanza,
consintiendo en este esperar, siempre mismo, siempre nuevo,
consintiendo en este tener que esperar para vivir,
en este esperar como afirmación fundamental de mi vida,
en este esperar que traduce la profunda y secreta necesidad
de tender hacia lo que se me presente como inalcanzable
y, por ello, inesperable con mis propias fuerzas.
Aquí estoy, Señor, caminando en este Adviento,
una vez más enfrentado a la paradoja de esperar lo inesperable,
de tener que ejercer esta esperanza para existir,
de hacerme consciente de que ser es esperar.
Aquí estoy, Señor, con la mirada del corazón clavada en este Adviento,
con el anhelo encendido, con el deseo ardiendo,
luchando contra mis miedos y esperanzas
para que el fuego de la esperanza se abra e ilumine el primer paso.
Aquí estoy, Señor, caminando en este Adviento,
estremecido, asustado, expectante, enamorado
y sintiendo tu llamado como la cosa más cierta, más real,
como la única verdad de mi espera.
No te canses de llamar, Señor, no te canses de llegar,
no te canses de venir, Señor, que aquí estoy caminando,
Señor, a tu encuentro en este Adviento.
Javier Quismá SJ
Curia Generalizia della Compagnia di Gesù – Roma