Francisco de Asís y la opción por los pobres
De la dignidad de los pobres
Francisco se parecía en todo a los pobres. El quería ser como ellos, incluso no podía soportar que alguien fuera más pobre que él. Y por eso entregaba lo que tenía de más al pobre. Un día llegó un hombre pobre y enfermo al sitio donde estaba trabajando Francisco. Francisco al ver su doble calamidad, pobreza y enfermedad, se lamentó.
Conmovido y lleno de compasión, empezó a hablar con su compañero de la pobreza. Pero éste opinaba: “Hermano, sí es pobre el hombre, pero de pronto no existe ninguno en la región que anhele tanto la riqueza como él”.
Entonces Francisco lo reprendió y su compañero reconoció que había hecho un juicio temerario. Francisco le ordenó: “Ve y quítate tu hábito! Y luego póstrate a los pies del pobre y declara tu culpa! Y no le pidas sólo su perdón, sino también su oración!” El compañero le obedeció: Fue, hizo lo que se le dijo y luego regresó.
Entonces Francisco dijo: “Hermano, cuando ves a un pobre, ves un espejo del Señor y de su madre pobre”.
Los aspectos de la pobreza
El tema de la “pobreza” ha sido uno de los puntos por los que más se ha luchado en el transcurso de la historia de la Iglesia.
La base de esto es la vida del pobre Jesús y su sermón del monte. Según esto se orientan los primeros cristianos, que vivían en “comunismo” (Hch 2 y 4), los padres del desierto, los religiosos, los movimientos de pobreza y las Ordenes mendicantes del siglo 12 y 13, las comunidades caritativas del siglo 19, el desarrollo de la doctrina social católica bajo León XIII, y por último la opción por los pobres basada en el Concilio Vaticano II. Desde todos los tiempos nos hemos encontrado con cristianos que han querido seguir a Jesús lo mejor posible y esto siempre era equivalente a formas más o menos radicales de pobreza voluntaria.
Obviamente debemos tener en claro que por “pobreza” se entienden varias cosas. La pobreza es primero una situación obligada, un sufrimiento que hay que superar. La pobreza también es un ideal escogido voluntariamente, una virtud, una ayuda para una libertad personal más grande que hace parte del esfuerzo hacia la perfección.
Dependiendo de los cambios económicos y sociales también cambia la comprensión de este ideal. Hoy nos damos cuenta de que el desarrollo de ese ideal en gran medida se realizó sin tener en cuenta a las personas que deben sufrir a diario la pobreza. Jesús precisamente se dirige a esos pobres.
El movimiento Franciscano: de los pobres a la pobreza
Francisco busca la solidaridad concreta con los pobres. Sólo en raras ocasiones habla de la virtud de la “pobreza”. Clara en cambio, que por su experiencia de vida diaria sólo se encuentra pocas veces con los pobres en su ambiente concreto, utiliza con frecuencia el término abstracto de “pobreza”. Ya en ella se tiene la impresión de que pasa de los pobres a la pobreza y que hace de ella algo así como una persona. Por eso ella habla maravillada de: “Oh, bienaventurada pobreza!” La pobreza es meditada, cantada, glorificada, elevada a todos los cielos.