Noviembre 24, 2024

Vigilia Pascual

 Vigilia Pascual

El Señor esté con vosotros… Levantemos el corazón… Demos gracias al Señor nuestro Dios…

Sí, es justo y necesario agradecer el Amor que irradia la vida de Jesús.

A Jesús le gustaba disfrutar la vida:

Comer bien y en buena compañía, tener salud, trabajar dignamente…;

dialogar con todos e intentar comprenderlos, disfrutar de la fiesta;

organizar su vida en libertad, amar y ser amado, alegrar y ser alegrado;

estar cerca de los que sufren para remediar sus males y dolencias;

Como nosotros, experimentó la fragilidad y el egoísmo:

Le dolían los enfermos y los demás excluidos de la sociedad;

le preocupaban los que no podían trabajar ni vivir con honradez;

le indignaba el uso interesado, discriminatorio y cruel de la religión.

Jesús sentía que un Espíritu de Amor infinito lo habitaba:

Oía su voz llamándole “Hijo mío, en quien me complazco”;

le impulsaba a curar y a alimentar a quienes lo necesitaban;

le movía a denunciar el sufrimiento y el egoísmo;

le llenaba de amor a todos, especialmente a los que más sufren.

Desde esta experiencia, Jesús ofreció su alternativa de vida:

Hacer de la vida una fraternidad, el reinado de Dios;

dedicó su vida a pregonarlo y a ponerlo en marcha;

reunió un grupo de hombres y mujeres para vivirlo;

la base del grupo sería la confianza en el Amor de Padre-Madre Dios.

Desde este Amor procura organizar la vida comunitaria:

Rechazar los falsos valores: el afán de dinero, de prestigio y de poder;

aceptar el Amor que comparte, que iguala en dignidad, que ayuda siempre.

El Amor, que es Dios mismo, libra de toda opresión:

Hace imposible la violencia;

limpia de egoísmo y maldad el corazón;

mueve el trabajo por la reconciliación y la paz.

Este Amor sin medida es Amor puro, gratuito, universal:

No coincide con el “dios” de las religiones conocidas;

con los dioses que acechan para premiar o castigar;

con los dioses que se adueñan de la libertad y conciencia;

con los dioses que se dejan controlar por sus ministros;

con los dioses que se enfadan y hay que aplacarlos y consolarlos…

Este Amor encontró la oposición de los bien instalados:

De los enriquecidos por el sistema y sus habilidades,

de los llenos de poder y honores… frente a los humillados y empobrecidos.

Hoy celebramos que este Amor conduce a la Vida:

Jesús, con este Amor, nos ha abierto los ojos;

lo ha hecho luz y camino para todos;

este Amor es su sabiduría de vida definitiva;

curar, alimentar y crear fraternidad fue su trabajo hasta la muerte;

en este trabajo encontró oposición y cruz:

enfrentamiento con la religión organizada;

los profesionales de la religión vieron en él un peligro;

le llevaron al poder político para eliminarlo como revoltoso social;

así lo hicieron y lo crucificaron;

la verdad del amor de Dios lo resucitó.

¡Jesús ha resucitado! ¡Jesús vive!

Es la buena noticia que descubrieron enseguida sus discípulos;

sintieron su presencia al recordar sus palabras y su Cena;

no pudieron dejar su misión porque su Espíritu les llenó el alma;

su Espíritu les condujo a Galilea para empezar su misma misión;

su Espíritu les hizo “dedicarse asiduamente a la enseñanza de los apóstoles,

a compartir la vida, a la fracción del pan y al rezo” (He 2, 42).

Este cirio encendido ilumina nuestra comunidad:

Es signo de Jesús resucitado;

es signo del Amor vigilante, despierto, siempre vivo;

es la luz que da sentido a nuestra vida;

es la fuerza que dinamiza nuestra preocupación por los más débiles;

es la presencia que nos acompaña hasta el final;

la muerte física será la puerta al abrazo pleno de este Amor.

Abramos nuestra vida al Amor que no muere jamás:

Renovemos nuestro bautismo del Espíritu;

avivemos la fe y la esperanza sembradas en nosotros;

disfrutemos el amor y la alegría de seguir su camino.

¡Feliz Pascua!

¡Feliz reencuentro con el Amor!

¡Feliz reencuentro con Jesús resucitado!

Rufo González

Leganés (Madrid).

Editor