¿Crisis bancaria global?
Los acontecimientos recientes parecen indicar que no tocamos madera en forma suficiente, dado el brote de una minicrisis bancaria que se gatilló con la caída del Silicon Valley Bank (SBV), uno de los principales prestamistas de las empresas tecnológicas estadounidenses, el 16avo Banco en el ranking de EE.UU. y el primer banco grande en desplomarse después de la gran crisis financiera del 2008, que desató una clásica corrida bancaria.
La respuesta del Gobierno de EE.UU. fue inmediata, el banco fue intervenido y se salvó solo a los depositantes y no a los inversores y tenedores de acciones, pero seguidamente se dio el repentino cierre del Signature Bank de Nueva York, que hizo que el Presidente Biden, salga el lunes 13 para decir que Estados Unidos hará «lo que sea necesario» para apuntalar el sistema bancario y que «Todos los estadounidenses deben sentirse seguros de que sus depósitos estarán allí cuando los necesiten».
La reacción de los mercados financieros ante el colapso de un banco especializado como el SVB en prestar a las empresas start up tecnológicas y del Signature Bank que tenía muchos clientes involucrados en criptografía, es solo una muestra o experiencia piloto de una corrida bancaria y lo que podría suceder si la incertidumbre financiera continúa y, en especial, los bancos centrales rescatistas, como la Reserva Federal (Fed) bajo la presidencia de Jeromy Powell, le echan máscombustible a la estanflación aumentando aún más sus tasas de interés.
Recordemos, como dijo Stigliz recientemente en Project Syndicate, que: “Powell formó parte del equipo regulador del expresidente Donald Trump que trabajó para debilitar las regulaciones bancarias Dodd-Frank promulgadas después de la crisis financiera de 2008, con el fin de liberar a los bancos «más pequeños» de los estándares aplicados a los bancos más grandes y sistémicamente importantes.” Así, la ley fue modificada y actualmente solo se aplica a los bancos que tienen activos de más de US$250.000 millones, y no a los más pequeños, por lo que el SVB no estaba sometido a las mismas reglas que los bancos más grandes.
El problema no está tanto en el detonante inicial o gatillador de la crisis sino en el contexto de altas perturbaciones financieras que puede asemejarse a un polvorín. Así, la corrida bancaria no pareció contenerse en cambio se fue amplificando al sumarse la caída de las acciones del Credite Suisse, banco suizo pero que ya estaba en problemas desde el año pasado, después de que su principal accionista descartara seguir invirtiendo y aportando con liquidez al banco.
Sin embargo, el Banco central suizo y el regulador financiero (FINMA) dieron el apoyo al Credit Suisse AG que dijo que tomará prestados hasta 54.000 millones de dólares, pero al final UBS, su rival, acabó comprándole.
También se dio el rescate del First Republic Bank cuando los mayores bancos de EE.UU. acordaron un plan para depositar unos US$30.000 millones en dicho banco, en un esfuerzo orquestado por el Gobierno estadounidense para estabilizar al prestamista.
Si bien el Gobierno de EEUU actuó oportunamente, el problema está en la reacción de los principales bancos centrales. El Banco Central Europeo (BCE) en medio de la perturbación financiera ya elevó su tasa de interés de referencia del 3% al 3,5% y ahora el dilema de subir o no subir le tocará al Fed en la reunión de marzo cuando decida si continua con los incrementos en su tasa de interés o prefiere congelar su tasa en 4,75%.
Lo que ha mostrado esta minicrisis bancaria es la preocupación de la calidad crediticia del sistema financiero a medida que aumentan las tasas de interés en un contexto de turbulencias financieras y la estanflación, por lo que no es tan simple la consigna de subir la tasa de interés a toda costa.
Gabriel Loza / Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico