Los ricos están quemando el Planeta
En pocas palabras, la crisis climática la está provocando la clase más rica de todos los países. Ellos son los que nos están llevando imprudentemente al precipicio del colapso planetario.
El 10% más rico del mundo se encuentra principalmente en los países ricos, pero no exclusivamente. Sin embargo, la desigualdad en las emisiones se reproduce a nivel nacional también en los países ricos. A nivel nacional, las emisiones del 10% más rico empequeñecen las del resto de la distribución de la renta, ya sea en Francia o en la India.
Otros estudios también han empezado a examinar los microdatos sobre la «vida de carbono» de los más ricos. Un estudio que examinaba las emisiones de veinte de los multimillonarios más ricos del mundo descubrió que cada uno producía una media de ocho mil toneladas de dióxido de carbono. En comparación, el ciudadano medio de un país rico produce unas seis toneladas, y la cantidad necesaria para alcanzar el objetivo de seguridad mundial de 1,5 grados C es de poco más de dos toneladas por persona. Un nuevo análisis de los vuelos en jets privados de los superricos ha revelado también que las celebridades y los multimillonarios emiten más carbono en minutos que la gente común en un año.
No sólo las emisiones de los ricos son increíblemente altas y crecientes, sino que la naturaleza de sus emisiones es también completamente diferente. En el caso de los más ricos, la mayor parte de sus emisiones —hasta el 70%— procede de sus inversiones. Esto refleja la desigualdad en su conjunto: para la mayoría de la sociedad, los ingresos provienen del trabajo; para los más ricos, del rendimiento del capital.
Las emisiones del estilo de vida de un multimillonario pueden ser mil veces superiores a la media, pero las de sus inversiones pueden ser un millón de veces superiores. Estamos trabajando en un nuevo análisis de las emisiones de las inversiones de los multimillonarios que se publicará en noviembre, antes de la conferencia de la ONU sobre el cambio climático de este año.
Las personas que se encuentran en la parte inferior de la escala de ingresos no suelen tener muchas opciones sobre sus emisiones de carbono. Puede que vivan en viviendas de alquiler mal aisladas o que tengan que ir al trabajo en coche porque el transporte público es inadecuado. Como en cualquier otro aspecto de la vida, cuanto más rico eres, más opciones tienes y más capacidad de cambiar tu vida, una regla que se aplica a las emisiones por consumo de estilo de vida, pero aún más a las emisiones por inversión. Puedes elegir dónde invertir tu dinero. Por lo tanto, el hecho de que los ricos sigan financiando los combustibles fósiles y las industrias contaminantes es, en mi opinión, completamente indefendible.
Observar las emisiones de los diferentes grupos de ingresos y la naturaleza de esas emisiones tiene el potencial de transformar la formulación de políticas climáticas. Para mantener cualquier nivel de equidad, los más ricos deben hacer, con diferencia, las mayores reducciones de sus emisiones. Esto es cierto tanto en los países ricos como en los países en desarrollo.
Esto significa, por ejemplo, que no deberíamos tener un impuesto fijo sobre el carbono, sino un impuesto progresivo sobre el carbono: cuanto más carbono consumas, mayor será el impuesto que pagues. Las inversiones contaminantes deberían estar sujetas a impuestos punitivos adicionales o, mejor aún, ser prohibidas. Los bienes de lujo y los aviones privados deberían estar fuertemente gravados o restringidos. Cada acción nacional para hacer frente al clima debería adoptarse de forma progresiva, de manera que los más ricos y los que más emiten asuman la mayor parte del coste, y a su vez contribuyan a aumentar la igualdad, no la desigualdad.
Los aumentos generales de los impuestos a los más ricos y a la riqueza, así como otras medidas para reducir rápidamente la desigualdad, también adquieren un nuevo imperativo climático. Nuestro planeta simplemente no puede permitirse a los muy ricos.
Max Lawson – Londres