La pobreza no solo es una cuestión social
Gustavo Gutiérrez: “La pobreza no solo es una cuestión social, es una cuestión teológica, una cuestión central en el mensaje cristiano. Cuando hablamos de caridad, no olvidemos la justicia”.
“Estamos en la época post-socialista, post-capitalista, post-industrial. A las personas les gusta decir que estamos en la época post. Pero no estamos en la época post-pobreza. La Iglesia pobre y para los pobres, como dice Papa Francisco, es amiga de los pobres”, señaló recientemente el padre Gustavo Gutiérrez en el Vaticano, en un contexto en el que la prensa internacional ha considerado como un acercamiento y un acto –de parte del Papa Francisco– de reivindicación para con la Teología de la Liberación.
Aunque cuando los periodistas le preguntaron sobre la Teología de la Liberación y la problemática relación del pasado con la Congregación para la Doctrina de la Fe, el dominico peruano dijo que nunca fue condenado. “Nunca hubo ninguna condena por parte del Vaticano”, precisó. “Hubo un diálogo, muy crítico, es cierto, a veces difícil. La noción central de la Teología de la liberación es la opción preferencial por los pobres, esto es el 90% de la Teología de la liberación. Creo que ahora, con el testimonio de Papa Francisco, es más claro. No es un cambio radical, si no hay mayor claridad. El Papa Francisco ha explicado que la opción preferencial por los pobres es una cuestión teológica. Se puede abrir la Biblia y el tema de los pobres está ahí, en el Antiguo Testamento, en el Nuevo Testamento. Están los pobres, no los teólogos… Creo que la crítica y la autocrítica de los teólogos de la liberación fue un paso importante, pero la teología es un acto segundo, no secundario sino segundo. Yo era cristiano antes de ser teólogo. La teología es parte de mi vida, me gusta mucho la teología”.
Pero la teología “no puede es una metafísica religiosa, es una reflexión sobre la práctica de la caridad y de la justicia, puede dar una visión a quien está comprometido en la práctica de la caridad y de la justicia”, y hoy, que existe “entre la riqueza y la pobreza el mayor abismo que haya existido en la humanidad”, la Iglesia, “que existe para dar testimonio del Evangelio”, no puede no ocuparse de esto intensamente. En este sentido, “no hablaría de “rehabilitación” de la Teología de la liberación, porque nunca fue inhabilitada, lo importante es “rehabilitar” siempre el Evangelio. Se puede decir que en este momento el clima sobre esta teología es diferente”.
- “La pobreza, en la Biblia y en nuestro tiempo no es una cuestión meramente económica. La pobreza es mucho más que esto. La dimensión económica es importante, quizás primaria, pero no es lo único”, dice Gutiérrez.
Tomando nota de que hemos llegado a ser más conscientes de las múltiples dimensiones de la pobreza, Gutiérrez dice que “la pobreza era claramente el punto de partida de la teología de la liberación, aunque no habíamos comprendido completamente su complejidad o variedad”.
El sacerdote dominico reiteró que los teólogos de la liberación se refieren a los pobres en un sentido sociológico, como personas “que son invisibles y y no tienen derechos”. “Es posible ser insignificante por varias razones: Si usted no tiene dinero, en nuestra sociedad es insignificante; el color de su piel puede ser una razón más para ser considerado insignificante … lo que es común entre los pobres es la insignificancia, la invisibilidad, y la falta de respeto”, alerta. Así, “el sentido de la no-persona puede ser causada por varios prejuicios”, ya sea por motivos de raza, sexo, cultura o estatus económico.
Luego agregó que “la pobreza es hoy un fenómeno de nuestra civilización globalizada. Durante siglos, los pobres han estado cerca de nosotros, vivieron más o menos cerca de nosotros, en la ciudad o en el campo. Sin embargo, hoy nos hemos dado cuenta de que la pobreza va mucho más allá de nuestra mirada, es un fenómeno global, si no universal. La mayoría de los seres humanos en el mundo viven en la condición que llamamos la pobreza”.
Este es un punto de inflexión, según el padre Gutiérrez. Hizo hincapié en que en los libros espirituales, morales o litúrgicos del pasado, los escritores “simplemente hablaron de cómo ayudar directamente a los pobres, que estaban cerca de nosotros”. Pero “hoy debemos ser conscientes de que nuestros vecinos están cerca y lejos. Debemos entender que una relación de ‘barrio’ es el resultado de nuestro compromiso”.
Alberto Ñiquen – La Mula