Diciembre 21, 2024

¡Feliz aniversario Francisco!

 ¡Feliz aniversario Francisco!

“Cuando una familia no tiene ni para comer porque tiene que pagar el préstamo a los usureros, eso no es cristiano, es inhumano…”. Papa Francisco / Plaza de San Pedro – 30/1/2014. 

Al cumplirse el octavo aniversario de Francisco a la cabeza de la iglesia católica, son muchos los sectores que han visto en él, el motor de los cambios tan necesarios para que surgiera esa iglesia servidora, que a tantos molesta, simplemente porque esa iglesia que sirve está muy cercana a ese hombre  en situación de calle, a la realidad de la mujer  golpeada, y a ese niño descalzo que corre tras su mamá, en la pobreza que tan solo ellos conocen, todos sin excepción con el rostro de Cristo.

Con Francisco, vemos que llega el Papa que se acerca a las periferias y con ello mira, como sus obispos renuevan  su compromiso por el evangelio. Porque en el centro está el llamado permanente a esa vocación, que una vez más busca  renovarse en  el compromiso de los votos que una vez se realizaron. Al llegar Francisco, llega el sacerdote latinoamericano y jesuita, que lejano de poder, elite  e influencias,  es capaz de enfrentar a los más conservadores, respecto de sus propias falencias, descubrir que  están más que por la  transparencia, por el encubrimiento de aquellos casos  no tan solo de abusos sexuales por parte de la prelatura, y llamar a estos como delitos y no caídas y errores como lo son para algunos tan comunes.

El 13 de marzo del 2013, se marca un antes y un después con la llegada de Francisco. Al abrir las puertas  de esta iglesia, sobreviviente en una noche oscura, donde muchos laicos tanto hemos trabajado, esta misma anquilosada por los años que cerraron sus puertas a divorciados, homosexuales, y tantos otros. Y cuanto falta por abrir todavía, son tantos y tantos los marginados. Y esta última frase es lo que nos debe importar.

Por todo lo anterior, resulta necesario hablar de los obispos chilenos, lo que en verdad es lo que me convoca, entre ellos los  conservadores, donde han visto sus nombres tangencialmente mencionados en el tema abusos y encubrimiento de estos, porque en su zona de confort, probablemente no salen a la luz  ni ellos ni sus votos de pobreza.

En la tarea de Francisco, el grupo al que me refiero, no hace el menor esfuerzo en participar de manera ejemplar , ni menos en obedecer, haciendo oídos sordos al dolor humano, que espera por ser reparado.

Me avergüenza, su indolencia como también su silencio. Su encubrimiento como también su lealtad, no ante el pobre y al desprotegido, sino al que en situación de poder encubre todo tipo de inmoralidades que suceden frente a sus ojos.

Ellos han olvidado lo único que no debiesen haber olvidado de por vida. A ese Jesús, que siendo marginal, hijo de un carpintero, muere por la misma actitud que podemos descubrir en estos días. Después de un año de pandemia, en que la necesidad irrumpió en casa nuestra y de nuestros hermanos, después de un año en que quienes no se han visto perjudicados en lo material, han enfermado y estado de duelo, el mutismo de la jerarquía que tenemos, se escondió para cuidarse porque su voz y participación no se ha escuchado.

Han olvidado incluso que “…donde más de dos se juntan en mi nombre, allí estaré yo”. No habló del templo, y de nuestra presencia en él.

Estamos en cuaresma, tiempo de conversión personal,  tiempo en que rezamos y actuamos, tiempo en que nada nos debiera ser indiferente… ¿podemos esperar vuestra conversión?

Si no es así, al menos esperamos no dañen más esta iglesia, que siendo de todos esta vacía, solo un crucificado mora dentro, esperando pacientemente por cada uno de nosotros, y también por ustedes.

Raquel Sepúlveda Silva

 

Editor