Telefonazo del Papa al Cardenal Becciu
La noche de este primer domingo de Adviento, el Papa Francisco telefoneó a Monseñor Angelo Becciu a su casa.
Tras el estallido del escándalo del Palacio de Londres y la ‘renuncia’ a los derechos y deberes del cardenalato, un giro. Tal vez. Seguramente, una iniciativa que abrió el corazón del arzobispo de Cerdeña, como dijo, ‘ya que el pensamiento del Santo Padre era muy diferente al de los periodistas’.
La llamada de Casa Santa Marta llegó al final de un duro fin de semana para Becciu caracterizado en el Vaticano por el nuevo Consistorio (la creación de nuevos cardenales), al que el cardenal Becciu, dada la sanción que le impuso a finales de septiembre el propio Papa, no pudo participar (ya que, en la actualidad, no podrá participar en un futuro Cónclave).
Además, el Papa en el Consistorio tuvo duras palabras hacia quienes son una eminencia pero se desvían y terminan ‘fuera del camino’.Pero el Evangelio de Marcos leído durante la celebración -enfatizó el Papa en su homilía- muestra no solo a los discípulos compitiendo por ver quién es mayor sino también la actitud de Jesús que -como recordó Francisco- no se enoja, pero con paciencia educa a los apóstoles a no patinar, sino a seguirlo por ese camino que lo llevará a Jerusalén ya la muerte en la cruz.
Después de todo, en el último libro del Pontífice que se publicará mañana en todo el mundo; “Volvamos a soñar”, cuenta su experiencia de gobierno como provincial jesuita, se había comportado de una manera muy duro y por su estilo de gobierno, se le impuso ‘una especial cuarentena -un año, diez meses y trece días- pasado a principios de los noventa en una residencia jesuita en Córdoba, en obediencia a los superiores’. “Lo más extraño” en esa ocasión, apunta Francisco en el libro, fue la lectura de los treinta y siete volúmenes de Historia de los Papas de Ludwig von Pastor: “Podría haber elegido una novela, algo más interesante. De dónde soy ahora, me pregunto por qué Dios me inspiró a leer esa obra en ese mismo momento. Con esa experiencia el Señor me preparó. Una vez que conoces esa historia, no hay mucho que te pueda sorprender de lo que sucede hoy en la Curia romana y en la Iglesia. ¡Me ha ayudado mucho! “.
En definitiva, incluso Bergoglio en su época pasó por una cuarentena impuesta por disciplina, pero de una crisis se puede salir mejor. “Aprendí que sufres mucho, pero si me dejas cambiarte, sales mejor. Si, en cambio, levantas las barricadas, sales peor ”, escribió el Pontífice.
Después de todo, el Adviento es el tiempo de la Esperanza.
María Antonietta Calabró – ROMA
Huffpost