Quemaron una iglesia… Nunca se sabe quién…
Extracto del profético Poema “Creer” del +P. Esteban Gumucio Vives
Quemaron una iglesia y tres y cuatro… Nunca se sabe quién, cuando no se quiere saber. A Dios no le importa mucho que destruyan el templo de madera o de piedra; a Dios le importa el dolor de los pobres que lo construyeron; a Dios le importa el motivo de las llamas.
A Dios no le importan mucho los altares, ni le ofende mucho que se desmoronen los ladrillos y se pongan negros de humo los ángeles de yeso; lo que le importa a Dios son los hombres, las mujeres y los niños que se juntan en el templo a escuchar la Palabra, a comentar la vida, a encender la esperanza, a decir la verdad.
Dios tiene unos templos de arquitectura de carne y sangre, unos templos pobres quemados cada día por los idólatras del dólar. Están quemando las naves de la catedral del mundo que son los pobres.
Están destruyendo las nervaduras del pueblo, echando al suelo las columnas de su dignidad. El hambre de los hijos es un sacrilegio .
Dios tiene unos templos delicados como de cristal. Se construyen en el corazón de la comunidad. Sus muros son de justicia, sus ventanales dejan entrar la paz. Cuando los pobres construyen con Dios estos templos de fraternidad, vienen de noche los que temen al pueblo participante y queman el cascarón de madera, el signo de la comunidad…
© Congregación de los Sagrados Corazones – 2005