Te Deum 2020 / Catedral de Coyhaique
TE DEUM 2020
Texto Bíblico: Lucas 1, 26 – 38
Muy queridos hermanos y hermanas:
Este año el Te Deum de Fiestas Patrias lo realizamos desde la catedral de Coyhaique, pero llegamos a ustedes a través de Radio Santa María y su Red regional y de otros medios que participan de esta transmisión y a quienes agradecemos su valioso servicio para llegar a tantas personas y hogares de la Patagonia.
Saludamos con especial afecto a todos ustedes, que imagino estarán participando de este momento de oración y de comunión, autoridades, fieles creyentes y personas de buena voluntad: ¡bienvenidos!
Elemento esencial de cada celebración religiosa es la PALABRA DE DIOS.
Acabamos de proclamar el EVANGELIO, que es BUENA NOTICIA, una comunicación de Dios, una manifestación de la cercanía y de la presencia de Dios que nos anuncia un mensaje de felicidad.
Buena Noticia de Dios, tan necesaria en estos tiempos en que estamos avasallados en todos los medios de comunicación por noticias trágicas de personas infectadas por el coronavirus, enfermas y hasta por muertes, por violencias contra personas, contra bienes públicos y privados, por catástrofes de la naturaleza, por descalificaciones, por abusos, por desconfianzas, por crisis económicas, laborales, sociales, políticas, institucionales, etc.
La Palabra de Dios, en estas Fiestas Patrias nos ilumina de esperanza, nos ayuda a DISCERNIR el tiempo presente y a construir, JUNTOS, el futuro.
La persona central del Evangelio que hemos escuchado es MARIA, una joven, MUJER, virgen humilde, imagen e ícono del futuro de la Humanidad, mujer de la Nueva Creación.
María recibe la visita del Angel GABRIEL (= fuerza y poder de Dios), que le anuncia una Buena Noticia de parte de Dios: va a ser MADRE. Sobresalen en este relato varias actitudes y emociones. Quisiera destacar solo tres: la ALEGRÍA, el MIEDO, la VIDA.
1.- LA ALEGRÍA
El ángel saluda a María diciéndole “ALÉGRATE, amada de Dios, llena de gracia”. Significa Dios te ama, Dios vivirá por tu amor, tú eres una semilla del Espíritu, siéntete amada, tú eres Casa de Dios, llena de gracia.
Frente a este saludo, María se queda en SILENCIO, sorprendida y buscando entender qué significaba ese saludo tan inédito y lo que le proponía el Ángel.
Es el mismo mensaje de Dios, HOY, para cada uno de nosotros, que estamos llamados a entender lo que nos está pasando, a vivir estos tiempos y situaciones con sorpresa y humildad, pero también con valentía, con audacia, con esperanza y, como veremos, hasta con confianza y alegría.
Para eso, más que escuchar y seguir tanta charlatanería cada día en varios M.C.S., tendremos que escuchar LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS, para, como María, DISCERNIR y ayudar a Dios a vivir en nosotros, en nuestro mundo sufrido, en nuestra historia.
Múltiples y potentes signos nos indican que estamos viviendo una NUEVA ÉPOCA DE LA HUMANIDAD, también en Chile y en la Patagonia.
Incluso en estos tiempos de dolorosa pandemia, desde la fe deberíamos verlo como un tiempo de anunciación, como una semilla de Vida Nueva.
Nos dice Jesús: “El grano de trigo que cae en tierra y muere, da mucho fruto” (Juan 12, 23 – 25) y “El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto” (Juan 15, 5).
El coronavirus no es casualidad, es un signo, una manifestación, un resultado de lo que nuestra insensatez, nuestro orgullo y nuestra soberbia humana ha
producido. No podemos vivir sanos en un planeta enfermo.
El clamor de la Madre Tierra y el clamor de los Pobres es un solo grito.
Como la semilla que nos dice Jesús, en estos años está muriendo una época de la Humanidad en que hemos hecho podrir la Vida.
Una podredumbre claramente visible y sensible que experimentamos en:
-LA CRISIS ECOLÓGICA: en que estamos estrujando nuestro planeta, depredándolo, alterando grave y violentamente los ecosistemas, contaminándolo y destruyendo las fuentes de vida (agua, bosques, aire, tierras, alimentos, …), rompiendo el equilibrio natural y la belleza de la creación.
-LA CRISIS ALIMENTARIA: en un planeta que según los científicos puede alimentar suficientemente a más del doble de la actual población mundial, condenamos a muerte cada día a miles y miles de niños y adultos, solo por falta de agua y falta de alimentos.
-LA CRISIS MORAL: donde los valores más sagrados son pisoteados, incluso en comunidades de Iglesia, en que personas que deberían dar ejemplo y testimonio de consagrados a Dios, traicionan gravemente su identidad y su misión, ensuciando además la institución que los cobijó.
-LA CRISIS CULTURAL: que pone su confianza ciega más en el tener que en el ser, endiosando al consumismo y llegando incluso a considerar a las personas como mercancía y objetos del mercado. Ridiculizando y marginando hasta a las culturas ancestrales, tan respetuosas de la Madre Tierra, de la comunidad fraterna y solidaria, de la paz fecunda.
-LA CRISIS SOCIAL: que explota permanentemente en el malestar de multitudes que ven ofendida gravemente su dignidad, sus derechos y deberes, su buen vivir. Estallidos que llegan incluso a niveles inaceptables de violencia, sea del Estado sea de ciertos sectores de la población.
-LA CRISIS POLITICA: que, acariciando no pocas veces la pandemia de la corrupción, encierra a muchos políticos en un círculo vicioso de un enfrentamiento y descalificación sin fin, excluyendo a los que creen sean contrarios, endiosando sus ideologías y opciones partidistas, por sobre los clamores y el bien común de nuestro pueblo.
-LA CRISIS ECONÓMICA: impuesta por modelos que marginan y ofenden cada vez más a sectores empobrecidos, condenándolos a la inequidad, a la miseria, al miedo al futuro y a la indignación.
-LA CRISIS LEGAL: que se escuda en la legalidad de leyes y cartas constitucionales de otras épocas y ajenas a la dignidad y a los derechos que la humanidad ha ido conquistando, sobre todo los marginados del poder.
-LA CRISIS TECNOLOGICA Y CIENTÍFICA: que, si bien han hecho relevantes aportes a la humanidad, frecuentemente creen que los más agudos problemas de las crisis actuales, se resuelven solo con sus planteamientos.
-LA CRISIS ENERGÉTICA: quemando en pocos segundos, bienes no renovables, que la naturaleza demoró miles y miles de años en fabricar (véase petróleo, minerales, …), contaminando, alterando y enfermando la vida del planeta, llenando además de deshechos y basura en cada lugar.
Todos estos signos de nuestra época, tan evidentes y graves, nos indican que estamos en una profunda CRISIS DE CIVILIZACIÓN, semillas que deben morir para producir una NUEVA HUMANIDAD, donde florezca el AMOR A LA VIDA, al buen trato y a la AMISTAD SOCIAL, a la PAZ con Dios, con los semejantes y con la creación.
REAFIRMAMOS EL VALOR ABSOLUTO Y SAGRADO DE LA VIDA de todas las personas.
Humildemente debemos PEDIR PERDÓN por todas estas crisis, pues en alguna medida, por acción o por omisión, todos somos responsables, pues todo está relacionado, nos dice el Papa Francisco. Y el perdón exige reconocer el mal que hemos provocado y CONVERTIRNOS, cambiar radicalmente el rumbo, sabiendo que la conversión empieza en cada uno de nosotros, desde la chispa de nuestro amor a Dios.
2.- EL MIEDO
Todas estas crisis nos provocan también profundos MIEDOS.
En el Evangelio el Ángel Gabriel le dice a María: “No temas, para Dios nada es imposible”. Ella confía en Dios, su fe vence los miedos.
Pues los miedos no se superan con el encierro y la paralización de nuestro actuar, ni repitiendo fórmulas o soluciones de tiempos pasados, menos con la fuerza de la violencia, ni con desesperación, ni eliminando personas y pueblos.
Cuando surgen y arrecian los vientos de una nueva época de la Humanidad, hay quienes construyen altas murallas para intentar parar los vientos, y quienes, con mayor fe, esperanza, confianza, sabiduría y audacia construyen aspas para molinos y optimizar así la potencia de los vientos, a veces huracanados, para producir energía y frutos de VIDA.
El tiempo presente nos produce muchos miedos, pero más miedo aún debería darnos el querer mantener, prolongar y ahondar en las crisis que nos desmoronan.
Para Dios nada hay imposible.
Nuestra fe en Él, nuestro permanecer en Él nos da la esperanza cierta de la conversión y del cambio de rumbo: otro mundo es posible y es urgente que vayamos construyendo, con Él, “cielos nuevos y tierras nuevas”.
3.- LA VIDA
El Ángel Gabriel le anuncia a María que ha sido amada y favorecida de Dios, y Dios mismo actuará en ella con su Espíritu para dar a luz a Jesús, el Salvador, el Dios-con-nosotros. Se abre así, con María, una nueva época de la Humanidad, época de salvación, época de Vida de Dios, fecundada por el Amor del Espíritu.
En una época como la nuestra que se pudre porque nos creemos “salvadores” de la historia, con nuestra soberbia e ilusión de PODER SOBRENATURAL, acudimos a Dios, nuestro único Salvador, y como María, le pedimos ser instrumentos humildes y audaces de salvación.
“NADIE SE SALVA SOLO”, nos advierte el Papa Francisco.
En la exuberante naturaleza que nos rodea está iniciando la primavera. Las plantas y los árboles la anuncian con sus primeros y tiernos brotes.
De igual manera deberíamos reconocer en tantos tiernos brotes humildes y solidarios, sacrificados y alegres, el anuncio de una nueva época de la Humanidad que ya está brotando. Brotes de vida de Dios:
-Brotes de hermanos y hermanas que con tanta generosidad, día a día, sacrificadamente e incluso arriesgando su salud, como manos sanadoras de Dios, atienden y acompañan a los hermanos enfermos para aliviar sus sufrimientos, para ayudarlos a vencer sus miedos.
Gracias, Señor por todas y todos los agentes de salud.
-Brotes de manos y corazones solidarios que multiplican el pan y el alimento en ollas comunes, en comedores solidarios, con cajas de alimentos y medicinas. Brotes de personas que buscan aliviar la cesantía creciente con fuentes innovadoras de trabajo, para fortalecer la fraternidad, la esperanza y el bien común entre los desesperados y los empobrecidos.
Gracias, Señor, por tantas manos solidarias.
-Brotes de educadores y artistas de la vida que por amor a las nuevas generaciones les ayudan a amar a su familia, a su tierra, a su pueblo, a su cultura con discernimiento crítico y valórico para fortalecer su dignidad y abrir caminos de mayor justicia, participación, equidad, buen trato y protagonismo para el bien común.
Gracias, Señor, por las y los educadores y catequistas.
-Brotes de comunicadores sociales que no engañan a su pueblo con farándulas y noticias falsas, aduladores del poder y de sus dueños, sino comunicadores fieles a la verdad, promotores de justicia, animadores de esperanza, anunciadores de buenas noticias para su pueblo y valientes en denunciar a los mercaderes de la vida y a los vendedores de ilusiones del consumismo devorador. Gracias, Señor.
-Brotes de tantos agentes pastorales que día a día viven su fe, humilde y silenciosamente, como mensajeros del Evangelio, valientes profetas de un mundo nuevo, con fe y alegría, sirviendo a los más pobres y descartados de nuestra sociedad. Gracias, Señor, por las y los misioneros del Evangelio.
-Brotes de mujeres, niños, jóvenes, adultos mayores que ayudan a toda nuestra sociedad a tomar conciencia de su dignidad como personas, a denunciar la violencia inmoral e inhumana de los que se creen “superiores y poderosos”. Gracias, Señor.
-Brotes de los Pueblos Originarios que quieren hacer valer y sentir su historia milenaria, anterior incluso a la implantación del Estado, en que su espiritualidad se hace fecunda en el amor a la Madre Tierra, a su familia, a su pueblo y sobre todo al Creador.
Gracias, Señor. Por los hermanos/as Mapuches – Huilliches.
-Brotes de actores sociales, que sienten ser Ciudadanos de la Humanidad, luchando por la dignidad de todos los pueblos, por el compartir solidariamente los bienes comunes y públicos que Dios nos regala para todos, por no mercantilizar la vida y la salud exigiendo incluso vacunas gratuitas para todos como un bien común, por promover nuevos estilos de vida no consumistas, por ser constructores de paz.
Gracias, Señor, por los líderes sociales valientes y proféticos.
En todos estos brotes de vida, y muchos más, late el corazón de Dios, brota esperanza que abre caminos a una nueva época de la Humanidad.
Brotes de FE, como en la Virgen María, que da su “SÍ”, su adhesión al Plan de Dios, “que se haga en mí, según tú Palabra”, reconociendo que por su fe en el Dios de la Vida, nada es imposible y los milagros acontecen.
Nadie se salva solo, nos necesitamos unos a otros, TODOS, conscientes que sólo Dios salva y que la nueva época de la Humanidad no podremos construirla sobre las arenas de la violencia, del consumismo, del armamentismo, del odio, del orgullo, de la mentira.
Santa María, Madre del Salvador,
Santa María, educadora de tu Pueblo,
Santa María, señora de la Paz y de la Vida,
Santa María, profetisa de justicia,
Santa María, madre del Amor fecundo,
Santa María, fuente de Esperanza,
Santa María, flor y fruto de la nueva Humanidad,
Ruega por nosotros, protégenos de todo peligro, sana nuestro corazón, conviértenos, ayúdanos a construir la Patria grande, fecunda y próspera, donde todos seamos hermanos y participemos a la mesa común donde flamee gloriosa la bandera de la PAZ.
AMÉN.
+ Luis Infanti De la Mora, osm
Obispo Vicario Apostólico de Aysén
Coyhaique, 18 de septiembre de 2020