Afonía Cristiana
Son pocos los cristianos, obispos o curas que declaran o predican algo en las circunstancias especiales que vive el país pero hay que decir que es menos que poco, todavía, los que se refieren a Dios en sus mismos discursos.
Se puede hablar de moral ,de justicia , de la equidad, de la no-violencia , de la necesidad de diálogo, de paz , de oración , de la Virgen María …pero lo menos de lo que se habla es de “Dios” mismo , de “Jesucristo” y su evangelio. Se puede recorrer varias intervenciones recientes pero se encuentra solo unos tímidos: “… Cristo que nos urge”, “En nombre de Dios…” y no mucho más.
No hablamos de Dios como se podría esperar de cristianos que pertenecen a una Iglesia que querría ser … “Luz del mundo”. Los últimos acontecimientos nos sorprendieron pero existen otras razones por esta dificultad.
En primer lugar, la crisis de la Iglesia que anticipó las movilizaciones populares nos dejó a muchos callados. Muchos clérigos y laicos cristianos, ayer despiertos, viven hoy día en una postura incómoda, como en una actitud de vergüenza por una institucionalidad venida en menos. ¿Cómo cantaremos a Yahvé en tierra extranjera? (salm. 136,4). El desterrado de la Biblia lejos de su “Jerusalén” querida, reanima su esperanza porque, a pesar de todo, es en la confianza en Dios que está la fortaleza.
Otros son silenciosos por estar desconcertados con sus ideas religiosas preconcebidas. Tienen mediocres conocimientos religiosos y no pagan el precio de una fe adulta volviendo a leer el evangelio y compartiendo la fe con otros cristianos. Acuérdense de los discípulos de Emaús a quien Jesús tuvo que re-explicarle todo para que lo reconocieran. (Lucas 24,13ss)
Ahora, ¿Porque los pocos que hablamos no alcanzamos a hablar explícitamente de Dios? ¿Por qué nos cuesta tanto explayarnos nombrando a Jesús y a su Reino de manera sencilla?
Muchas veces nos hacemos politólogos, moralistas, juristas, antropólogos… y nos olvidamos ser cristianos hablando bien de Dios espontáneamente.
Unos hablan de que vivimos una crisis moral más que política. Cuando leo el evangelio, descubro a Jesús más preocupado de la crisis religiosa de su época, le preocupa mayormente la relación de la gente con su Padre, sus necesidades de salud , su pobreza ; no predica mandamientos sino un cambio de vida, la idea del “Reino de Dios” , una perspectiva de conjunto , un colectivo que Dios nos anima a buscar en la tierra como en el cielo. Esto es la política de Jesús que puede dar perspectiva a todas nuestras políticas actuales. Una buena convivencia crea moralidad y viceversa. Ojala que la Iglesia católica pueda re-encontrar una dinámica comunitaria para ser ejemplo de organizaciones sociales y para testimoniar del Reino de Dios en estas perspectivas.
Otros hablan de derechos humanos. Los seres humanos, creados a imagen de Dios, dicen, tienen una dignidad que condena toda violencia en su contra. La insistencia en esta interpretación es propensa a fomentar un individualismo demasiado radical. Existen derechos sociales y de Bien común que se deben tomar en cuenta como la legitima defensa, la seguridad ciudadana…. La frase del Génesis “creado a imagen de Dios “ha dado de Dios un imagen dominante que ha servido a muchos para imponerse. Así, muchas imágenes perversas de Dios merecen nuestra revisión. ¿Cuántas veces tendremos que rezar: “Padre Nuestro” para lograrlo?
El tema del crecimiento económico, de las desigualdades, del consumo, de la ecología son temas complejos y discutidos. Autoridades religiosas, fácilmente hacen largos discursos en esas materias. Jesús decía: “hagan lo que dicen pero no les imiten “. Las verdaderas enseñanzas son las vividas. Es difícil de criticar la riqueza si no se le hace la pelea al consumismo. ¡Que las historias del Buen Samaritano, del pobre Lázaro, de la multiplicación de los panes nos sigan presentes en la mente en nuestra vida de todos los días!
Por fin reconozcamos que es más fácil decir o escribir que de hacer algo, sobre todo en la participación social. ¿Qué participación social tenemos? Jesús contrató apóstoles para continuar su obra evangelizadora, no buscó buenos alumnos que aprenden pero poco emprenden. Es cierto que los ritos de nuestra Iglesia incitan más a la pasividad que a la acción pero hay que cambiar las cosas no solamente en la sociedad sino en la Iglesia misma. Después del Espíritu de Dios que sacudió a la Iglesia, consideremos que es el mismo Espíritu de Dios que busca ahora cambiar la sociedad humana esperando encontrar en los cristianos el fermento de la masa.
Paul Buchet
Consejo Editorial de Revista “Reflexión y Liberación”