Geopolítica Católica
Es de esperar que la crisis de la Iglesia pasará y que los delincuentes eclesiásticos pasen a la justicia civil y que los pecadores entren en penitencia para su conversión. Queda por adelante que la Iglesia haga los cambios radicales que convienen. ¿Qué cambios, quienes los deben hacer, cómo hacerlos?
Jesús nos acompañará hasta el fin del mundo. Hemos burlado tanto la gracia divina que nos costará reencontrar su eficacia. No basta lindos sentimientos de arrepentimientos, bonitos pedir perdón, se requiere mucha voluntad e inteligencia para reorientarnos en la Iglesia.
Existen nuevas ciencias humanas como la geopolítica para estudiar los desafíos que se presentan, se estudia las prácticas existentes, las fuerzas en juego, se estima las opciones políticas para después elaborar estrategias y alternativas, las tácticas en las situaciones de conflictos o de cambios y esto tomando en cuenta las situaciones geográficas de los problemas. Esta ciencia no se enseña en las facultades teológicas ni en la formación de los obispos. La Secretaria de Estado del Vaticano y los Nuncios de ayer se creyeron expertos en planificación pero los resultados los descalificaron.
Con tal de buscar transparencia e aportar a los cambios que operar en la Iglesia, podemos ensayarnos en esta ciencia.
La sociología nos enseña cómo se presenta la Iglesia católica en medio de las naciones. En pocas palabras podemos decir que la Iglesia católica es una organización religiosa que sustenta la fe cristiana y cuyo centro está ubicado geográficamente en Roma pero que tiene difusión en todo el planeta. Esta operando con un poder piramidal, patriarcal de estilo clasista cuyo cabeza es el Papa secundado por sus electores los cardenales y, otros afines a ellos, los obispos (el alto clero) son nombrados para administrar diócesis (territorios) en todos los países. A estos obispos colaboran, en dependencia especial, los sacerdotes (el bajo clero) y los religioso(a)s quienes son encargados de parroquias instituciones u movimientos. Los demás miembros de la Iglesia (los laicos) son participes de ella por el rito del bautismo, son considerados como la grey que guían sus pastores, se diferencian entre practicantes y otros.
Los grandes objetivos que tiene la Iglesia, son la promoción de la fe cristiana como tarea permanente: la evangelización. Otra preocupación importante: la cohesión institucional del pueblo cristiano.
Entrando en más detalle, esta promoción de la fe se puede definir en tres tareas: por una parte: la inteligencia de la fe católica, las prácticas propias de esta fe y su difusión en la sociedad
La inteligencia de la fe gira en torno al conocimiento de Jesús como hijo de Dios… como lo resume las formulas del “Credo”. Es un conocimiento proporcionado por los textos bíblicos completada con su comprensión secular. Son los jerarcas de la Iglesia quienes resguardan principalmente la fe como sucesores de los apóstoles y guían la feligresía. Esta inteligencia de fe incluye creencias acerca de la existencia y de la moral.
Otra ciencia humana, la historia nos enseña cómo la comprensión de la fe católica se ha mantenido autoritariamente a través de los siglos con una precisión de dogmas y catecismos a pesar que esto creó constantes conflictos y divisiones ideológicas. La cristiandad se dividió y unas fracciones de la Iglesia se autonomizaron. Después de un auge importante, en el siglo pasado, la Iglesia católica empezó a caer en decadencia tanto en su tarea de evangelización como en su presencia social. La primera causa es la secularización, la cultura que se globaliza y se presenta distante de las creencias religiosas. Otra causa es el desarrollo de las ciencias que se inscriben como contrarias a las creencias religiosas tradicionales. Esta crisis afectó especialmente el personal de las instituciones eclesiales, disminuyeron las vocaciones sacerdotales y religiosas y las prácticas religiosas empezaron a perder relevancia. Se asistió a una “des-catolicización” sobre todo en nuevas generaciones. En las naciones más desarrolladas cundió el agnosticismo y en las otras se multiplicaron grupos religiosos distanciados del catolicismo.
Para establecer un estado de situación eclesial conviene recordar la importancia que tuvo la fe cristiana para moldear el desarrollo de la humanidad. Se llegó a hablar de” civilización cristiana” porque impregnó toda la vida social. Las instituciones educacionales católicas jugaron un rol importante en muchos países en muchas décadas pero estas inversiones en personal y recursos no dieron los frutos esperados. La modernidad surgió con un dinamismo ajeno a la fe cristiana. El Progreso se hizo más humanista que religioso. Las prácticas de fe se recluyeron en una caridad individual o institucional (Caritas, hogar de Cristo…) y los intentos de implicar la fe en las políticas no prosperaron por el control eclesiástico.
Al interior de la institución eclesial misma, surgió una pugna de poder entre conservadores y progresistas que se pretendió zanjar en el concilio Vaticano II pero fue sin grandes resultados. El conservatismo logró mantener el poder central y ganó en todas las iglesias locales. Surgieron con fuerza unos movimientos laicos elitistas y espiritualistas al alero de los jerarcas eclesiásticos. Las poblaciones católicas resisten al auge de los grupos evangélicos mantenidas por las devociones a los santos. Esta crisis provocó también un debilitamiento económico de la Iglesia y últimamente las corrupciones internas en el clero dejan un profundo desconcierto en el pueblo cristiano.
Hablando de la “cohesión” que es otra característica esencial de la Iglesia católica se debe señalar el rol que ha jugado la imagen del Papa. Con los Medias, los últimos Papas lograron afianzar su rol de cabeza de la Iglesia. Hay que recordar que en el pasado, para afianzar el prestigio papal, fue imprescindible lograr una independencia física y geográfica de su poder religioso. Con un territorio de menos de 50 km2, el más chico país en el mundo, el Estado de la ciudad del Vaticano, logró mantener una administración independiente siendo un organismo internacional con filiales reconocidas en muchos países. Esta situación le permitió desarrollar una estructura organizativa (los obispos, las diócesis, congregaciones, parroquias…) y en paralelo una red diplomática excepcional. Los Nuncios (embajadores del Vaticano) representan al mismo Papa frente a las autoridades nacionales o internacionales. Además de esta labor, estos ejercen también un control de las gestiones de los obispos locales (nombramientos e informaciones).
Después de este breve estado de situación, corresponde definir las líneas de fuerzas y luego las debilidades que se deben tomar en cuenta para poder establecer estrategias posibles a futuro.
Sin duda, la fortaleza primordial es la fe que se centra en torno a la adhesión de los creyentes a la persona de Cristo y su evangelio. Otra fuerza especialmente católica es la Tradición, la percepción de la fe como la herencia que cuidar y promover. Hay que añadir esto la comunión con el Papa, obispo de Roma y junto con ella el rol de los obispos como encargados local de la comunión eclesial. La práctica de los recursos sacramentales actúa también como fortaleza porque, con ella, los católicos cuentan con la confianza en Dios a través de los signos que manifiestan amor.
En cuanto a los flancos débiles de la Iglesia actual, se puede inscribir, en primer lugar la falta de promotores de la comunión y de evangelización. El clero existente es clasista, escaso, envejecido, autoritario…y los católicos se recluyeron en sus iglesias y sacristías. Después hay que denunciar el grave atraso en la inteligencia de la fe. La teología y catequesis son a menudo obsoleta, conservadora y contradictoria con las mentalidades modernas. El formalismo de las prácticas católicas desvitalizó muchas prácticas religiosas (ej. Bautismos, matrimonios, funerales…) Una excesiva espiritualización e individualización llevó al abandono de las tareas de fe para con las realidades terrestres.
Para completar el estado de situación debemos referirnos a los desafíos que plantea el mundo contemporáneo a la Iglesia.
El primero y más importante desafío es la democracia. La Iglesia se quedó atascada en un estilo autoritario de creencias, de disciplinas y de relaciones incompatibles con la evolución social de la humanidad. Además las prácticas autoritarias contradicen la hermandad cristiana.
Otro desafío importante en nuestros tiempos es la igualdad de hombres y mujeres. El machismo es tan malo como la esclavitud. El movimiento de emancipación femenina seguirá teniendo la Iglesia como su blanco especial por tener un clero exclusivamente masculino. De no entenderlo, las parroquias seguirán vaciándose después de los varones, las mujeres.
La sociedad es diversa y pluralista, este contexto nuevo obliga a aprender a vivir no solamente con tolerancia sino tomando acta que la sociedad necesita de un consenso ético social y que esto le da un enfoque distinto al de la moral. El moralismo y en especial con el sexo mandamiento ha sido nefasto para la catolicidad.
Los conocimientos científicos como por ejemplo la evolución de las especies, el origen del universo, las posibilidades de los métodos de regulación de nacimientos… sin olvidar las ciencias humanas, las filosofías modernas, la psiquiatría, la sociología, la economía…no son adversas a la religión sino que podrían aportarle un verdadero enriquecimiento
Otros grandes desafíos que deberían llevar a los cristianos a la delantera son los problemas de la violencia, la contaminación, las migraciones… Son prioridades para la evangelización pero hasta ahora no muchos más que el Papa Francisco lo cree.
En la historia la Iglesia ha desarrollado análisis de situaciones, ha buscado adecuar sus estrategias para los desafíos históricos. Algunas veces lo ha acertado pero otras veces se equivocó y a menudo se quedó paralizada en estrategias que arrojaron malos o mediocres resultados. En los momentos difíciles por los que atraviesa el pueblo de Dios es preciso denunciar algunos errores.
En primer lugar ha sido un error seguir reservando la conducción del pueblo católico a los “consagrados”. Este estatus social se ha confundido con la “apostolicidad” de la fe y con el “ministerio” sacerdotal. La organización institucional debería ser más comunitaria que autoritaria.
El secretismo de los manejos en la Iglesia inclusive de la economía es un problema serio: El Vaticano hace y deshace en una prepotencia escandalosa. El Vaticano, las diócesis, las parroquias y las congregaciones no practican ninguna transparencia en sus decisiones. Lo menos que se conoce al respecto es la transparencia y la solidaridad.
Los teólogos deben asumir su rol con audacia su libertad de expresión y lograr agrupaciones enriquecedoras para mejorar sus trabajos y enseñanzas. Se debe evitar recurrir a centros teológicos conservadores y a estudios preferenciales de derecho canónico. Se deben buscar investigaciones multidisciplinarias respecto a la fe.
La uniformidad en la Iglesia y el formalismo dañaron las catequesis, las liturgias, las prácticas sacramentales. Esto le ha quitado creatividad y fuerza a la fe de la feligresía. El mismo rol controlador del Vaticano y de las conferencias episcopales ha paralizado al lugar de promover iniciativas para un enriquecimiento mutuo. Se trata de liberar al pueblo de Dios enclavado en moldes vetustos.
Los esfuerzos que la Iglesia ha hecho en personal y recursos materiales en la educación confesional (Colegios, Liceos, universidades) no dieron los frutos esperados. Los partidarios de esta educación particular deberían atreverse a evaluar honestamente los resultados en la fe de sus ex alumnos.
La promoción de las devociones a los santos (santuarios, canonizaciones…) debería corregirse para devolver a Dios y a Cristo su prioridad, estas religiosidades populares distraen de lo esencial de la fe y mantienen el pueblo cristiano en una mentalidad gregaria, marginal y pasiva.
Para llegar a definir prioridades, estrategias y factibilidades…, hay que hacer opciones. Es un trabajo de planificación y de geopolítica. Es un trabajo urgente si uno quiere ver salidas a la crisis católica actual. Lo que se plantea a continuación no tiene pretensión, es un trabajo artesanal al lado de lo que pueden lograr especialistas pero pueden despertar el interés de dedicarse a un trabajo serio en la materia. La experiencia de cada continente, cada país es distinta por esto las opciones y las estrategias pueden variar. El Espíritu sopla donde quiere y si ha inspirado especialmente a la jerarquía en otras épocas, bien se puede confiar que actúe ahora desde las bases de la institución eclesial.
Objetivos principales:
-Democratizar la Institución eclesial fomentando un laicado reformador.
– Devolverle a la Iglesia un espíritu comunitario como fuerza evangelizadora.
Ideas tácticas:
- Buscar terminar de sanear el problema de los abusos de sexo y de poder.
- Idear un plan reformador para la situación especial de Chile
- Asumir los cuadros y las estructuras existentes (los obispos, el clero y el personal consagrado quedado en funciones) para facilitar las reformas del interior y desde abajo.
- Llevar en paralelo la promoción del laicado y la renovación del clero y de las otras instancias eclesiásticas
- El fin es buscar la interactuación entre todos los actores en la Iglesia.
Etapas y Estrategias
1ª Etapa Motivación y Publicidad.
Preparación estratégica. Un grupo de profesionales laicos prepara un financiamiento, una publicidad, un plan de promoción para una estrategia eclesial y se prepara una metodología para reuniones de trabajo laical
Convocatoria paralela. La jerarquía nacional promociona la idea de grupos de trabajo para realizar un “Sínodo laical”. Convocatoria en la Web, las redes sociales y los movimientos laicos para participar en estos grupos de trabajo.
Inscripciones de grupos de trabajos del Sínodo.
Los requisitos: Ser compuesto exclusivamente de laicos, mujeres y hombres. Estar convencidos de la necesidad de cambios serios en la Iglesia. Incluir profesionales en ciencias humanas. Tomar en cuenta la metodología para los diálogos. Tener una mentalidad abierta. Se estima conveniente crear grupos de jóvenes a parte. Los grupos serán constituidos por 6 a 12 personas todas laicas.
Los compromisos: Asistir a una reunión semanal de dos horas durante seis meses. Su trabajo consistirá en llevar un dialogo libre que girará en torno a sus relaciones personales, sus percepciones y sus vivencias de fe, el tema de la situación de la Iglesia en el país, las posibilidades de evangelización, las acciones y los compromisos posibles. Conviene conservar notas del camino de dialogo recurrido (en un cierto progreso) y redactar al final unas perspectivas finales y publicarlas.
B: Convocatoria de los obispos del clero joven.
Los obispos invitarán el personal consagrado: sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas que se interesen para un trabajo preciso y continuado para lograr idear perspectivas futuras para su misión institucional. Metodología de dialogo parecido a la anterior.
2ª Etapa. Los trabajos de grupos de laicos.
. Que se realicen en locales de las instituciones eclesiales. Evitar crear divisiones en diócesis, parroquias, comunidades. No se trata de planificación pastoral a ningún nivel. Insistir en el esfuerzo grupal necesario para llegar a tener frutos de reflexión. Es conveniente turnarse para dirigir las reuniones La metodología debe asegurar un intercambio libre y espontaneo pero también responsable. El grupo, si necesario puede llamar ocasionalmente a expertos.
3º Etapa. Los encuentros.
Encuentros sinodales diocesanos de los grupos o de representantes a nivel regional y nacional Para celebrar la fe laical y destacar las convergencias y las prioridades que surgieron. Encuentros paralelos para compartir los resultados de los encuentros del personal consagrado. Publicación de los intercambios.
3ª Etapa. Evaluaciones.
Realizar con profesionales una valoración de los trabajos realizados con entrevistas, encuestas… Realizar encuesta de las oposiciones encontradas
4ªEtapa . Proyecciones.
Estimular en las comunidades de todo tipo unos planteamientos de perfeccionamiento de sus vivencias comunitarias en las líneas de los resultados obtenidos. Se confía que esas experiencias grupales podrán enriquecer a las instancias católicas existentes y podrá abrir nuevos espacios para comunidades cristianas renovadas. Las oposiciones que pueden surgir merecerán nueva planificación.
Invitación a leer el Evangelio y descubrir las estrategias de Jesús: el inicio con sus milagros, sigue sus oposiciones a los maestros de la le y los fariseos, después su envió de sus discípulos de dos en dos, sigue sus intervenciones en Jerusalén, en el templo, su último conflicto…
Después de leer todo esto ¿Cómo no vamos a pensar en estrategias nosotros?
Paul Buchet
Consejo Editorial de Revista “Reflexión y Liberación”