El Papa pide “basta de violencia en Nicaragua”
Llamado a la paz de Francisco por el país centroamericano durante el Ángelus: «Respetar la libertad y la vida». Después invitó a todos a acompañarlo «espiritualmente» en la celebración del “Corpus Domini” en Ostia. Al final de la nota, publicamos el texto Oficial de la Carta del Papa a Daniel Ortega Presidente de Nicaragua del 11 de mayo de 2018.
El Papa Francisco expresó todo su «dolor» durante el Ángelus de hoy, en la Plaza San Pedro, por «las graves violencias» que sacuden en estos días a Nicaragua, «con muertos y heridos» en la represión ejercida para aplacar las «protestas sociales». Más de 100 víctimas, según los últimos datos, han perdido la vida en siete semanas de manifestaciones en las calles en contra de los recortes a las personas y a la seguridad social. Las últimas víctimas perdieron la vida el sábado pasado.
En el país centroamericano las violencias iniciaron el pasado 18 de abril, con las protestas en contra de la reforma del sistema de previdencia social, decidida por el presidente Daniel Ortega, que consistía en un aumento de los aportes, con una disminución del 5 por ciento de las jubilaciones.
Los obispos se pronunciaron a este respecto señalando como arbitraria la decisión el gobierno de cobrar ese 5 por ciento a los jubilados «que con su esfuerzo han cotizado durante muchos años», recordando asimismo que una decisión de tal tipo «siempre trae consigo inestabilidad social», y que «rectificar las decisiones tomadas es signo de humanidad, escuchar es camino de sensatez, buscar a toda costa la paz es sabiduría». La represión ejercida por grupos afines al gobierno de Ortega, que ha dejado ya numerosas víctimas mortales, ha sido condenada más veces por la comunidad internacional.
En su catequesis, Papa Francisco se detuvo para reflexionar sobre la solemnidad del “Corpus Domini” que la Iglesia en Italia y otros países celebra este domingo. Una «escuela de amor concreto, paciente y sacrificado», según definió el Papa esta fiesta que «nos enseña a volvernos más acogedores y disponibles a cuantos buscan comprensión, ayuda, ánimo, y se encuentran marginados y solos».
El Pontífice celebrará hoy por la tarde, en Ostia, la fiesta del “Corpus”, repitiendo un gesto de Pablo VI de hace 50 años. Francisco invitó a «todos a participar, también espiritualmente, mediante la radio y la televisión», en este evento. Cada cristiano, efectivamente, no puede no celebrar el misterio del “Corpus Domini”, que «es un misterio de atracción a Cristo y de transformación en Él».
En la Eucaristía está la presencia de «Jesús vivo», recordó Francisco, es una «como puerta, una puerta abierta entre el templo y la calle, entre la fe y la historia, entre la ciudad de Dios y la ciudad del hombre».
Expresión de esta «piedad eucarística popular» son las procesiones con el Santísimo Sacramento, que en la solemnidad del Corpus Domini se llevan a cabo en muchos países y ciudades. Según el Papa, «constituyen un signo elocuente de que Jesús, muerto y resucitado, sigue recorriendo las calles del mundo, se acerca a nosotros y guía nuestro camino: alimenta la fe, la esperanza y el amor; consuela en las pruebas; sostiene el compromiso por la justicia y la paz».
Francisco reflexionó sobre el significado de la Eucaristía, sacramento «sobrio» pero al mismo tiempo «solemne», mediante el que «nosotros experimentamos la Nueva Alianza, que cumple en plenitud la comunión entre Dios y nosotros».
Como parte de esta Alianza, «nosotros, a pesar de ser pequeños y pobres, colaboramos en la construcción de la historia según el plan de Dios», dijo. Por ello «cada celebración eucarística, mientras constituye un acto de culto público a Dios,» toca nuestra «vida y los casos concretos de nuestra existencia. Mientras nos nutrimos del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, somos asimilados en Él, recibimos en nosotros su amor, no para mantenerlo celosamente, sino para compartirlo con los demás».
Es una lógica intrínseca de la Eucaristía misma, en la que se contempla a «Jesús pan partido y dado, sangre derramada por nuestra salvación»: «Es una presencia que, como fuego, quema en nosotros las actitudes egoístas, nos purifica de la tendencia a dar solo lo que hemos recibido, y enciende el deseo de hacernos también nosotros, en unión con Jesús, pan partido y sangre derramada por los hermanos», afirmó el Pontífice.
Que concluyó con una invocación a María, «Mujer eucarística», hasta que «crezca en toda la Iglesia la fe en el Cuerpo y en la Sangre del Señor, la alegría de participar en la Santa Misa, especialmente dominical, es el impulso para ofrecer testimonio de la inmensa caridad de Cristo».
Salvatore Cenuzio – Ciudad del Vaticano.
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Carta del Papa Francisco a Daniel Ortega, Presidente de Nicaragua
Originale in Spagnolo. Traduzione di lavoro in Italiano
Vaticano, 11 maggio 2018
Señor Presidente,
He recibido su carta, con la que me hace partícipe de la situación que atraviesa ese amado país, a la vez que me manifiesta su disponibilidad para dialogar y buscar el entendimiento entre todos.
Precisamente el diálogo humilde y sincero es un buen medio para favorecer la paz y encontrar soluciones justas y solidarias a los problemas sociales. En el momento presente se hace especialmente necesario, como un llamado a la responsabilidad de los diversos sectores de la sociedad a rechazar toda oscuridad y violencia, que contribuyen solo a multiplicar la división y el sufrimiento, de modo particular entre los pobres y vulnerables.
Acompaño con mis oraciones los esfuerzos de todos los actores sociales que se orientan a buscar el entendimiento y el bien común. Nunca es tarde para el perdón y la reconciliación. Rezo para que se encuentren las rutas de justicia, diálogo y paz que lleven a vivir un clima de concordia y de respeto por la vida de todos y cada uno de los nicaragüenses, y que se puedan resolver las cuestiones abiertas de forma pacífica y responsable.
Encomiendo al Señor todos los hijos e hijas de ese noble País y pido a Dios que los bendiga y la Virgen Santa los cuide.
Fraternalmente.
Francisco
Vaticano, 11 maggio 2018
Signor Presidente,
Ho ricevuto la sua lettera, con la quale mi rende partecipe della situazione che sta attraversando questo amato Paese e, al tempo stesso, mi manifesta la sua disponibilità a dialogare e cercare l’intesa fra tutti.
Proprio il dialogo umile e sincero è un buon modo per promuovere la pace e trovare soluzioni giuste e solidali ai problemi sociali. Nel momento attuale è particolarmente necessario, come un appello alla responsabilità dei diversi settori della società, quello di rifiutare tutte le tenebre e le violenze che contribuiscono soltanto a moltiplicare divisione e sofferenza, in particolare tra i poveri e i vulnerabili.
Accompagno con le mie preghiere gli sforzi di tutti gli attori sociali che si orientano alla ricerca della comprensione e del bene comune. Non è mai troppo tardi per il perdono e la riconciliazione. Prego affinché si trovino le vie della giustizia, del dialogo e della pace, che portano a vivere in un clima di concordia e rispetto per la vita di tutti e ciascuno nicaraguense, e auspico che le questioni aperte possano essere risolte in modo pacifico e responsabile.
Affido al Signore tutti i figli e le figlie di questo nobile Paese e chiedo a Dio di benedire tutti e alla Santa Vergine di prendersi cura di ciascuno.
Fraternamente.
Francesco