“Oasis de Paz” en medio de la guerra en Siria
(Damasco).-
El P. Munir Hanachi, vive hace 34 años en Alepo, y desde el 2013 se encuentra en Damasco como director de la obra Salesiana. En el contexto actual, donde todavía están lloviendo los misiles en Damasco y las milicias permanecen alrededor de la ciudad, la obra se ha convertido en un “Oasis de Paz”, porque ofrecen a quienes asisten, un área de serenidad y servicios esenciales que en las casas de la gente y de los jóvenes no es normal.
¿La situación en Damasco actualmente es pacífica?
Absolutamente no. Los terroristas todavía están en el vecindario, las granadas de morteros y los misiles llegan a la ciudad y, aunque ya no se hable en Occidente de esta situación, esto no significa que la guerra haya terminado en Siria y Damasco. El ejército nacional sirio está haciendo esfuerzos en toda Siria y esperamos que termine pronto. En Damasco seguimos luchando en los suburbios, la situación no es absolutamente tranquila. Recientemente tuve que cerrar el oratorio varias veces por estos misiles que fueron lanzados hacia la ciudad.
¿Tu vecindario y tu parroquia fueron afectados durante los años de la guerra?
Gracias a Dios, las bombas no nos han afectado directamente. Algunas de las bombas que han estallado en las cercanías han llegado hasta nuestras estructuras pero no han ocasionado graves daños.
Cuéntenos sobre el Centro Juvenil.
Nuestro Centro Juvenil es uno de los más activos en Damasco, con más de 1,300 muchachos y jovenes de segundo grado hasta estudiantes universitarios que vienen de todas partes de la capital a vivir unas horas de normalidad. Gracias a dos generadores siempre podemos tener electricidad y agua, elementos esenciales en muchos hogares. Intentamos crear un ambiente acogedor, por eso lo llamamos “Oasis de paz”. Todos los días ofrecemos una comida porque incluso la comida en las familias es escaza y muchas veces pobre.
Muchos sirios han huido. Los jóvenes que vienen al Centro Juvenil ¿qué esperan del futuro?
Nuestro trabajo es ayudar en todo lo que podamos para defender la presencia cristiana en Siria. Muchos abandonaron el país por varias razones, sin embargo nuestro principal trabajo es estar presentes y ayudar a las familias de todas las formas posibles. No podemos olvidar que la guerra es una carga muy pesada, muchos han muerto, muchos han sido secuestrados. No puedes decirle a un joven que no se vaya después de siete años de guerra (…). Oramos para que todo esto termine, aunque estos signifique reconstruir el país.
El Oratorio Salesiano en Alepo está ubicado en la parte oeste de la ciudad de Aleppo. Aunque estuvo cerca de la línea de batalla, se salvó de los bombardeos y, casi siempre estuvo abierta para los jóvenes. Fue punto de referencia para miles de personas, especialmente para los cristianos durante los años de la guerra.
Las actividades del Oratorio se realizan junto a otras actividades educativas (la escuela estatal y la greco-católica), pastorales (la Parroquia greco-católica) y productiva (la tipografía privada). Los que asisten al oratorio son uno promedio de mil niños, jovenes, todos son cristianos, aunque con diversas confesiones y rituales religiosos. Se agregan unos 60 jóvenes universitarios. Se encuentran en el Oratorio para recibir el catecismo, formar parte del grupo que asiste después de la escuela, aquellos que participan de las vacaciones de verano y del deporte como el fútbol y baloncesto. El baloncesto es uno de los deportes muy apreciado por los sirios y por los oratorianos de Aleppo de donde salieron algunos jóvenes que jugaron en el equipo nacional.
El Oratorio “después de la escuela” (Doposcuola) ha sido una de las actividades abierta durante la guerra y ha respondido a una necesidad muy importante para los muchachos: estudiar en un lugar seguro.
Los salones se encuentran en el sótano porque las paredes son gruesas y no permiten que ningún proyectil haga daño. El oratorio tiene un buen generador de energía eléctrica que garantiza la luz para estudiar y una persona dedicada para brindar apoyo cuando sea necesario. Este servicio a los muchachos es muy importante, ya que uno de los frutos amargos de la guerra es la desescolarización, y sirve para evitar que en pocos años se tenga una generación de jóvenes ignorantes, fácilmente manipulables en el futuro por los poderes de turno.
El Oratorio y los salesianos que lo animan se convirtieron en un punto de referencia para muchas familias cristianas del lugar, sobre todo para los padres y madres que debido a la guerra han perdido el trabajo, han sido heridos por los proyectiles o las bombas, han perdido a un hijo que se tuvo que integrar al ejército o ha muerto un hijo en los enfrentamientos.
Los salesianos de esta obra han sido, durante todos los años del asedio en Alepo, y para mucha gente; rocas seguras sobre las que descansar para seguir caminando todos los días. Han sido sabido absorber el dolor, la muerte y el miedo y transformarlos en esperanza, en amor, en alegría y en un deseo de vivir.
Noticias Salesianas – Roma