Papa pide rechazo “de todo compromiso sobre los abusos sexuales”
En Chile «confirmé a mis hermanos en el rechazo de todo compromiso con los abusos sexuales en menores, y al mismo tiempo en la fe en Dios, que a través de esta dura prueba purifica y renueva a sus ministros».
Lo dijo el Papa Francisco al recordar durante la Audiencia general de este miércoles en la Plaza San Pedro su reciente viaje a Chile y Perú. «Todo salió bien», dijo Francisco, quien subrayó que en particular antes de la etapa chilena hubo manifestaciones de protesta «que han hecho aún más vivo y actual el lema de mi visita: “Mi paz os doy”».
Jorge Mario Bergoglio reflexionó entre otras cosas sobre el encuentro con las presas chilenas («Sin reinserción, la cárcel es una tortura infinita») y, refiriéndose a Perú, sobre el tema de la corrupción, añadió: «No existe solo por aquellas partes, también hay aquí: es más peligrosa que la influenza, se mezcla y arruina el corazón». Para concluir, lanzó un llamado por la República Democrática del Congo.
«Hace dos días regresé de mi viaje apostólico a Chile y Perú. ¡Un aplauso a Chile y a Perú, dos pueblos buenos!», comenzó el Papa. «Le doy gracias al Señor que todo haya salido bien. Tuve la oportunidad de encontrar al Pueblo de Dios que peregrina en aquellas tierras, y de animar la fe y el desarrollo social de esos países». Francisco agradeció a las autoridades y a los obispos de ambos países y subrayó que «en cada uno de los dos países había veinte mil voluntarios: gente joven, buena».
«Mi llegada a Chile estuvo precedida por algunas manifestaciones de protesta, por diversos motivos, como han podido leer en los periódicos», prosiguió el Papa argentino. Y esto hizo «aún más vivo y actual el lema de mi visita:”Mi paz os doy”», palabras que Jesús dirige a sus discípulos, y que repetimos en cada Misa: el don de la paz, que sólo el Resucitado puede dar a quien confía en él. Cada uno de nosotros necesita la paz, también el mundo en esta tercera guerra mundial en pedacitos: recemos por la paz».
En el encuentro con las Autoridades políticas y civiles de Chile «animé el camino de la democracia como espacio de encuentro solidario y capaz de incluir las diversidades; para este objetivo indiqué como método la vía de la escucha: en particular escucha de los pobres, de los jóvenes, de los ancianos, de los inmigrantes, y también escucha de la tierra», recordó Francisco.
En el encuentro con las detenidas de la cárcel femenina de Santiago, continuó, «las animé para exigir, de sí mismas y de las instituciones, un serio camino de preparación a la reinserción: si no existe esta esperanza de la reinserción social, la cárcel es una tortura infinita; en cambio, incluso los condenados a cadena perpetua pueden reinsertarse entrando en diálogo con la sociedad: pero siempre una cárcel debe tener esta dimensión de reinserción, siempre, como horizonte que da sentido a la pena cotidiana».
«Con los sacerdotes y consagrados y con los obispos de Chile viví dos encuentros muy intensos y fecundos «por el sufrimiento compartido por algunas heridas que afligen a la Iglesia del país». «En particular –recordó el Papa–, confirmé a mis hermanos en el rechazo de todo compromiso con los abusos sexuales en menores, y al mismo tiempo en la fe en Dios, que a través de esta dura prueba purifica y renueva a sus ministros».
Francisco también se refirió a las misas en el sur, tierra araucana, con los indios mapuche, y en el norte, en Iquique, «un himno al encuentro entre los pueblos», y la visita a la Universidad Católica de Chile, en donde «propuse un modelo de formación integral, que traduce la identidad católica en capacidad de participar en la construcción de sociedades unidas y plurales, en donde los conflictos no sean ocultados sino tratados en el diálogo. Siempre –dijo el Papa– hay conflictos, incluso en casa, pero ocultar los conflictos es todavía peor; no hay que esconderlos debajo de la cama, los conflictos deben salir a la luz, se hablan, se resuelven con el diálogo. Piensen en los pequeños conflictos que tendrán seguramente en su casa: no hay que ocultarlos, hablar, el conflicto se resuelve con el diálogo».
Francisco después se refirió al viaje a Perú, empezando por el enecuentro con los pueblos de la Amazonia peruana, «que ha dado inicio al itinerario del Sínodo Pan-amazónico de octubre 2019, y también los momentos vividos con la población de Puerto Maldonado y con los niños de la Casa de acogida “El Principito”, y con todas las demás realidades de Trujillo y de Lima. Juntos dijimos “no” a la colonización económica e ideológica».
Dirigiéndose a las autoridades políticas y civiles de Perú, continuó Jorge Mario Bergoglio, «aprecié el patrimonio ambiental, cultural y espiritual del país», pero también denunció «las dos realidades que más lo amenazan: la degradación ecológico-social y la corrupción. Y subrayé que nadie está exento de responsabilidad frente a estas dos plagas y que el compromiso para contrastarlas nos toca a todos. No sé –añadió con un poco de humor– si ustedes han escuchado hablar de corrupción aquí… No sé… eh… no solo existe por aquellas partes, también hay acá: es peor que la influenza, se mezcla y arruina el corazón. La corrupción arruina el corazón. Por favor, no a la corrupción».
Francisco también recordó las demás etapas del viaje peruano: la misa en la ciudad de Trujillo, afectada por “El Niño”, el encuentro con las religiosas de clausura, los obispos, los sacerdotes, la misa el último día en Lima. «También a los jóvenes peruanos indiqué los Santos como hombres y mujeres que no perdieron tiempo “maquillando” la propia imagen, sino que siguieron a Cristo, que los miró con esperanza. Como siempre, la palabra de Jesús da sentido pleno a todo, y también el Evangelio de la última celebración eucarística resumió el mensaje de Dios a su pueblo en Chile y en Perú: “Conviértanse, y crean en la Buena Noticia, recibirán la paz que les doy y estarán unidos en mi esperanza”».
Iacopo Scaramuzzi – Ciudad del Vaticano
Vatican Insider – Reflexión y Liberación