Noviembre 27, 2024

Müller y la “confusión” de los críticos del Papa

 Müller y la “confusión” de los críticos del Papa

El nuevo libro de Rocco Buttiglione  -’Respuestas amistosas a los críticos de Amoris laetitia’ –  y sobre todo el ensayo introductorio escrito por el cardenal Gerhard Ludwig Müller parecen haber sembrado una cierta confusión entre los críticos más encendidos del Papa Francisco.

Para darse cuenta basta empezar por la última reflexión publicada en el blog de Sandro Magister, el cual en el título advierte que “los dubia están más vivos que nuca. Y Müller añade uno suyo”. En el texto en realidad no se entiende bien cuál es el dubia nuevo que Müller habría añadido. Se entiende perfectamente, sin embargo, que el purpurado derriba el primer dubia de los cardenales (y en consecuencia todos los demás).

 Según Magister “el cardenal habla – explícitamente – de un sólo caso de posible acceso a la comunión para un católico que ha pasado por una nueva unión y el primer cónyuge aún está vivo. Y es el caso en el que el primer matrimonio, incluso celebrado en la iglesia, debe considerarse inválido por falta de fe u otros requisitos esenciales en el momento de la celebración, pero tal invalidez “no puede ser demostrada canónicamente”. Dejemos de lado el hecho de que, en realidad, el cardenal Müller -basta leer la introducción del libro de Buttiglione para darse cuenta- considera también otros casos de disminuida responsabilidad. Limitémonos a este único caso reconocido por Magister. El autor del blog ’Settimo Cielo’ no solo reconoce que el cardenal considera este caso como aceptable, sino que parece que también él lo considera aceptable. E incluso afirma que esta tesis ya había sido propuesta por Joseph Ratzinger.
Tenemos entonces al menos un caso en el que es lícito dar la comunión a los divorciados vueltos a casar. Es un caso, nos dice Magister, “totalmente tradicional”. A mirarlo detenidamente no es del todo cierto, dado que tradicionalmente existía sobre éste una prohibición disciplinaria. Pero de la prohibición disciplinaria se puede ser dispensados y ésta puede ser atenuada o incluso retirada. En este punto el primer y fundamental dubia de los cuatro cardenales (Carlo Caffarra, Raymond Leo Burke, Walter Brandmüller e Joachim Meisner) es claramente superado. Para ser exhaustos recordamos el texto: “Se pregunta si, según lo afirmado en ’Amoris Laetitia’ (nn. 300-305), se ha vuelto posible conceder la absolución en el sacramento de la Penitencia y, por ende, admitir a la Santa Eucaristía a una persona que, estando vinculada por el matrimonio válido, convive ’more uxorio’ con otra, sin que se hayan cumplido las condiciones previstas por ’Familiaris Consortio’ n. 84 y después afirmadas por ’Reconciliatio et paenitentia’ n. 34 y por ’Sacramentum caritatis’ n. 29. ¿La expresión “en ciertos casos” de la nota 351 (n. 305) de la exhortación ’Amoris laetitia’ puede ser aplicada a divorciados en nueva unión, que siguen viviendo ’more uxorio’?”. La respuesta, según Müller (y, llegados a este punto debemos considerar también según Magister) es sí: existe al menos un caso en el que puede ser lícito.

Si existe al menos un caso en el que puede ser lícito entonces la acusación de herejía lanzada contra el Papa por los firmantes de la ’Correctio filialis’ es falsa y quien la ha firmada ha calumniado el Sucesor de Pedro. Francisco en la exhortación no especifica en qué casos la admisión a los sacramentos puede ser lícita. Se limita a decir “en ciertos casos”. Aquellos aceptados por Magister –que por otra parte no son todos de los que habla Müller– son suficientes.

Veamos por tanto cómo sería reescrito el primer dubia de los cardenales a la luz de las admisiones de Magister: “Se pregunta si, según lo afirmado en ’Amoris Laetitia’ (nn. 300-305), se ha vuelto posible conceder la absolución en el sacramento de la Penitencia y, por ende, admitir a la Santa Eucaristía a una persona que, estando vinculada por el matrimonio válido, convive ’more uxorio’ con otra, sin que se hayan cumplido las condiciones previstas por ’Familiaris Consortio’ n. 84 y después afirmadas por ’Reconciliatio et paenitentia’ n. 34 y por ’Sacramentum caritatis’ n. 29. ¿La expresión “en ciertos casos” de la nota 351 (n. 305) de la exhortación ’Amoris laetitia’ puede ser aplicada a divorciados en nueva unión, que siguen viviendo ’more uxorio’, excepto en el caso de que éstos estén convencidos con fundamentos de la invalidez de su matrimonio a pesar de no ser capaces de ofrecer la prueba canónica?”.

Pasamos ahora a la tesis sostenida por el profesor Roberto de Mattei en el sitio web Corrispondenza Romana. Solo ahora, es decir, tras la publicación de los artículos de Buttiglione, de Mattei ha admitido que existe la no imputabilidad. Y de hecho hoy sostiene que “la no imputabilidad, completa o parcial, se reduce por tanto a raros casos como los de embriaguez, demencia, enfermedades psíquicas, hipnosis, sueño o modorra. En estos casos faltan las condiciones del acto libre, porque no es posible dominio de la persona sobre los actos de su intelecto y su voluntad”. Habría que decir, en realidad, que repetidas veces Buttiglione ha recordado que no existe solo la no imputabilidad sino también la responsabilidad disminuida como consecuencia de circunstancias atenuantes: un caso que es muy frecuente y que puede desclasificar un pecado mortal a pecado venial. Limitándonos solo a la no imputabilidad en la definición dada por de Mattei: existen algunos casos en los cuales los sacramentos pueden ser concedidos porque en éstos la culpa no es imputable. De Mattei insiste en el hecho de que estos casos son poco numerosos, a pesar de que neurosis, psicosis, depresiones y otras enfermedades psíquicas parecen afectar cada vez a más personas en nuestra época. Pero el Papa no ha afirmado nunca que estos casos fueran numerosos. El problema no es si estos casos sean muchos o pocos. El problema es que estos casos existen, y por tanto no se entiende en base a qué pueda ser puesto en discusión la ortodoxia de ’Amoris laetita’ llegado incluso a afirmar –como han hecho todos los firmantes de la ’Correctio filialis’– que el Papa “sostiene herejías”.

Veamos ahora cómo habría que reescribir el primer dubia de los cardenales a la luz del pensamiento del profesor de Mattei: “Se pregunta si, según lo afirmado en ’Amoris Laetitia’ (nn. 300-305), se ha vuelto posible conceder la absolución en el sacramento de la Penitencia y, por ende, admitir a la Santa Eucaristía a una persona que, estando vinculada por el matrimonio válido, convive ’more uxorio’ con otra, sin que se hayan cumplido las condiciones previstas por ’Familiaris Consortio’ n. 84 y después afirmadas por ’Reconciliatio et paenitentia’ n. 34 y por ’Sacramentum caritatis’ n. 29. ¿La expresión “en ciertos casos” de la nota 351 (n. 305) de la exhortación ’Amoris laetitia’ puede ser aplicada a divorciados en nueva unión, que siguen viviendo ’more uxorio’, excepto en el caso de que éstos estén convencidos con fundamentos de la invalidez de su matrimonio a pesar de no ser capaces de ofrecer la prueba canónica e incluso excluyendo los casos de no imputabilidad en los que faltan las condiciones del acto libre, porque no es posible el dominio de la persona sobre los actos de su intelecto o de su voluntad?”.

¿Es todo? Todavía no. No se puede no citar lo que han escrito los firmantes del ya famoso acto de corrección filial. Han decidido escribir en latín, pero la solemnidad de la lengua de Cicerón no basta para desenmascarar la inconsistencia de la argumentación: «Christifidelis qui, divortium civile a sponsa legitima consecutus, matrimonium civile (sponsa vivente) cum alia contraxit; quique cum ea more uxorio vivit; quique cum plena intelligentia naturae actus sui et voluntatis propriae pleno ad actum consensu eligit in hoc rerum statu manere: non necessarie mortaliter peccare dicendus est, et gratiam sanctificantem accipere et in caritate crescere potest». Que traducido significa: “Es necesario decir que el bautizado que, habiéndose divorciado de la esposa legítima, ha contraído un matrimonio civil con otra (mientras la primera esposa permanece viva) y vive con ella como esposo y esposa y decide permanecer en ese estado con plena advertencia y consentimiento deliberado no comete necesariamente un pecado mortal, pueden recibir la gracia santificante y crecer en la gracia”. ¿De verdad el papa Francisco nos dice que se puede vivir sin pecado con una mujer que no es la propia si se hace “con plena advertencia y consentimiento deliberado”? Es inútil citar aquí los muchos capítulos en los que el Papa habla de circunstancias atenuantes que derivan precisamente de la ausencia de la plena advertencia y el consentimiento deliberado (301-303 de Amoris laetitia).

Por tanto esta sería la última versión de los dubia cardenalicios reescrito con una nueva revisión propuesta por los firmantes de la ’Correctio filialis’: “Se pregunta si, según lo afirmado en ’Amoris Laetitia’ (n. 300-305), se ha vuelto posible conceder la absolución en el sacramento de la Penitencia y, por ende, admitir a la Santa Eucaristía a una persona que, estando vinculada por el matrimonio válido, convive ’more uxorio’ con otra, sin que se hayan cumplido las condiciones previstas por ’Familiaris Consortio’ n. 84 y después afirmadas por ’Reconciliatio et paenitentia’ n. 34 y por ’Sacramentum caritatis’ n. 29. ¿La expresión “en ciertos casos” de la nota 351 (n. 305) de la exhortación ’Amoris laetitia’ puede ser aplicada a divorciados en nueva unión, que siguen viviendo ’more uxorio’, excepto en el caso de que éstos estén convencidos con fundamentos de la invalidez de su matrimonio a pesar de no ser capaces de ofrecer la prueba canónica e incluso excluyendo los casos de no imputabilidad en los que faltan las condiciones del acto libre, porque no es posible el dominio de la persona sobre los actos de su intelecto o de su voluntad, y excepto en los casos en los que falta la plena advertencia y el consentimiento deliberado?”.

Llegados a este punto, incluyendo en el dubium las excepciones representadas por los casos 1) invalidez matrimonial considerada en conciencia si bien no se puede probar canónicamente, 2) de no imputabilidad en la que falta el dominio de la persona sobre los actos de su intelecto y de su voluntad, y 3) del análogo caso de falta de plena advertencia y consentimiento deliberado, llegamos finalmente “deslizados” sobre las posiciones sostenidas por Rocco Buttiglione. Es más, en realidad sobre las afirmadas directamente por el Papa. Observándolo detenidamente, hemos ido más allá de ’Amoris laetita’ que se limitaba a decir que quizá en ciertos casos se debería pensar en dar a quien se encuentra en ciertas situaciones el apoyo de los sacramentos sin entrar en casos particulares. Dado que hemos debido modificar radicalmente sus posiciones, los críticos del Papa continúan su obra pero para hacerlo están obligados a atribuirle afirmaciones que él, como es evidente, no ha mantenido nunca.

No se excluye que ’Amoris Laetitia’ pueda ser transformada, al menos para algunos, en modo de dar voz a sentimientos durante mucho tiempo acumulados contra el Concilio Ecuménico Vaticano II y contra los Papas del Concilio, todos ellos. La excusa ha sido sin embargo elegida muy mal, como demuestra lo que ha ocurrido estos días con las ’correctiones’ a las que han sido obligados los correctores. Demasiados se han auto-atribuido la autoridad de San Atanasio. Demasiados quieren arrastrar los presuntos “herejes” antes su auto-constituido tribunal, llegando a acusar de herejía incluso al Papa. Demasiados provocan continua confusión en sus círculos mediáticos de referencia para después decir que hoy en la Iglesia “hay confusión”.  

Andrea Tornielli   –   Ciudad del Vaticano

Vatican Insider   –   Reflexión y Liberación

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