Francisco al Clero de Bolonia
El pasado día 1 de octubre el Papa Francisco se reunió con el clero de Bolonia, al que ofreció unas interesantes reflexiones que aquí recordamos:
-debemos estar enlazados con la pobreza, porque no estamos para servirnos del pueblo sino para servir al pueblo.
-todos, seamos de la orden o congregación que sea, pertenecemos a una única Iglesia. Por tanto no podemos ir en solitario y por libre, como individuos desvinculados unos de otros, sino juntos y unidos al servicio del Pueblo de Dios y constantemente abiertos los unos a los otros. Las puertas de la iglesia abiertas deben ser un signo de apertura y acogida, con alguien que allí nos está esperando y nos escucha.
-como contrario a esta actitud de apertura y comunión con los demás está el ansia de quienes quieren trepar y escalar en busca de puestos superiores en parroquias o cargos de más relevancia humana: es el nefasto carrerismo eclesiástico de quienes tienen las uñas sucias de tanto arañar para subir más arriba, una peste que causa mucho daño al cuerpo presbiteral y a la misión de la Iglesia, porque no están al servicio de la Comunidad, sino de si mismos.
-el verdadero pastor ha de estar en medio del Pueblo de Dios y de la Comunidad para acompañarla y ayudarle, sobre todo con obras de caridad.
-Las órdenes y congregaciones religiosas que ven disminuir las vocaciones y sus miembros se sienten cada vez más mayores, con sicología de pesimismo y cementerio, y tal vez solo preocupados por tener medios de subsistencia suficientes para llegar al final de sus días, deben preguntase si no será por falta de más confianza en Dios y un mayor compromiso con la pobreza.
A modo de breve Conclusión:
Es un hecho evidente que el concepto actual de sacerdocio dista mucho de lo que fue Jesús de Nazaret, un laico en contraposición al sacerdocio ritual, comprometido ante todo con la causa y la liberación de los oprimidos, uniendo como esencialmente indisoluble el amor a Dios y al Hombre.
Jesús estuvo infinitamente lejos de ser un funcionario de la religión al estilo actual de las religiones cristianas de hoy. Desde el ejemplo y testimonio de Jesús, es evidente que no podemos ser “funcionarios” de la religión, que los servicios a la Comunidad Pueblo de Dios deberían ser ejercidos por personas voluntarias, miembros de la propia Comunidad, elegidas por la misma Comunidad, una Comunidad adulta y madura, capaz de generar personas debidamente formadas y conocedoras de la gran dimensión universal y global del mensaje del Evangelio y comprometidas con él en y desde la realidad concreta que siempre necesita ser liberada y salvada en su doble dimensión inmanente y trascendente, local y universal; personas, hombres y mujeres indistintamente, que viven de su propio trabajo profesional, y prestan ese servicio a la Comunidad sin esperar nada a cambio más que la alegría y la satisfacción de poder prestar ese servicio, como fruto de su propia fe y compromiso con el pueblo como lo fue el de Jesús de Nazaret, muy especialmente abiertas, ellas y sus respectivas Comunidades, a los más empobrecidos y necesitados de este mundo.
P. Faustino Vilabrille Linares
A s t u r i a s