Diciembre 21, 2024

El Amor, la mayor fuente de felicidad

 El Amor, la mayor fuente de felicidad

Vemos surgir muchas personas capaces de sentirse felices de hacer
muchas cosas por los demás sin esperar nada cambio.

Mucha gente pequeña en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo (Eduardo Galeano).

Entre esta gente pequeña no están los banqueros corruptos y malos administradores a los que el gobierno auxilió con 60.000 millones de euros, de los que solo devolvieron el 25 %, con lo cual el gobierno les hizo un colosal regalo en nombre de todos nosotros de 45.000 millones, de los cuales hemos aportado todos y cada uno de los españoles 1085 euros.

Comentario al Evangelio 17 de septiembre de 2017

Mateo 18,21-35
Se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?” sus le contesta: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. Y les propuso esta parábola: “Se parece el Reino de los Cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía m qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. El señor tuvo lástima con aquel empleado y lo dejó marchar, per¬donándole la deuda. Pero al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y agarrándolo lo estrangu¬laba diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fue¬ron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado!”, Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste, ¿no debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?” Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del Cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano”.

1.- Jesucristo cifró la relación con Dios en la relación con los demás, de tal manera que esta es la que mide nuestra relación con El. En otras palabras más llanas: el amor a los demás es la medida de nuestro amor a Dios. El comportamiento con los demás mide nuestro comportamiento con Dios. Por eso la solidaridad, la fraternidad, la compañía, la comprensión, la igualdad, la acogida, la amistad, la estima, el perdón, el cuidado que practiquemos con los demás, eso mismo va a ser lo que recibiremos de Dios.

A Dios no le hace falta para nada nuestro amor: a Dios sí le hace falta todo nuestro amor a los demás, porque lo necesita todo para los demás. Todo esto y nada más que esto es lo que nos pide.

2.- El amor es la mayor fuente de felicidad:

El amor es la mayor fuente de felicidad para todos los seres vivientes y especialmente para el hombre. Podemos distinguir varios grados de amor:

Primer grado de amor: No hacer mal a nadie ni a nada, pero ni esto cumplimos porque hacemos mucho mal a todos y a todo con las guerras, la explotación excesiva de la tierra, los enormes gastos militares: Cada minuto se invierten 3.174.600 € en la industria militar, que es una fábrica de muerte, a la vez que el hambre es otra fábrica de muerte que asesina a diario muchos miles de personas: si elimináramos la primera fábrica, desparecería la segunda. Cumplir este primer grado de amor ya sería un avance enorme.

Segundo grado de amor: Tratar con justicia a todos y a todo aunque no sintamos afecto hacia ellos, aunque sí respeto por todos y por todo. Esto solo ya cambiaría el mundo muchísimo: no habría niños ni hombres esclavos, guerras, salarios injustos, muertes injustas y prematuras, animales torturados como en las carreras de camellos, focas desolladas vivas, toros torturados hasta la muerte, perros abandonados, bosque y ríos contaminados; desaparecería la emigración forzosa, la trata, la violencia de género, el pederastia civil y religiosa (de la cual aun falta mucha por descubrir), etc.

Tercer grado de amor: Además de ser justos con todos y con todo, sentir amor y mostrar afecto a todos y a todo, y que los otros y lo otro sientan y perciban que los amamos, lo que les haría sentirse más felices. También los animales y las plantas son capaces de captar este amor: los niños, los animales y las plantas crecen mejor y tienen más salud y vida si se sienten queridos. Elevaría considerablemente el grado de felicidad para todos y para todo.

Cuarto grado de amor: No solo amar a todos y a todo, sino además hacer lo posible por provocar en todos y en todo el nacimiento del amor. Es lo que hizo Jesús de Nazaret que hizo de él su Mandamiento. Es no solo amar, sino que, además de que el otro sienta que lo amamos, surja en él el nacimiento del amor y ame cada vez más a todos y a todo, incluso sin esperar nada a cambio, más que la satisfacción de amar con plena generosidad. Y no solo las personas, también los animales y las plantas son capaces de responder a nuestro amor; los animales nos manifiestan muy claramente que captan nuestro amor a ellos, y con sus gestos y actitud nos expresan que nos aman y mucho, a veces hasta heroicamente. Este cuarto grado de amor nos añade la felicidad, no solo de amar, sino de ver que los demás aman y de sentirnos amados por ellos. Por eso Dios quiere un mundo lleno de amor: más feliz, fraternal, justo, solidario, unido, alegre, gozoso, esperanzado, libre, para todos y para todo. Esto es el Reino de Dios. Este fue el compromiso de Jesús de Nazaret. Donde hay personas viviendo estos valores ahí hay Reino de Dios, ahí hay salvación. En la medida que colaboramos a construir este mundo en la tierra, tanto más dignos seremos de su plenitud cósmica final en la Pascua de la Resurrección Universal con Jesucristo.

3.- Pero muy lamentablemente hay demasiadas personas, marcadas hasta el fondo de si mismas por el neoliberalismo, que carecen de un referente ético y más aun de un referente cristiano para llevar una vida de empatía con todos y con la creación, como el protagonista de la parábola que nos cuenta Jesús, que suplicó perdón para si hasta obtenerlo, pero fue incapaz de perdonar a los demás, porque solo pensaba en si mismo, como la cantidad de banqueros que también solo pensaron en si mismos cuando engañaron a los hipotecados, forzaron desahucios, defraudaron cuanto quisieron a sabiendas, y para colmo de males consiguieron del gobierno 60.000 millones para sanear la asquerosa administración de sus entidades, después de haberse autoadjudicado sueldos y jubilaciones millonarias. Tenían que haber devuelto toda esa cantidad, pero solo devolvieron el 25 %, 15.000 millones, con lo que el gobierno que decía que iba a recuperarlo todo, perdió 45.000 millones, o sea, que les hizo un enorme regalo, al que cada español hemos aportada 1085 euros para esas entidades bancarias y sus corruptos banqueros, además de soportar pensiones y salarios prácticamente congelados, copagos farmacéuticos y tener a miles de niños recibiendo clase en barracones de chapa con frío y goteras, o un calor insoportable.

4.- El mundo actual necesita un gran contrapeso de personas capaces de vivir el cuatro grado de amor para neutralizar tanto desamor como hay en este mundo. Afortunadamente vemos surgir muchas personas capaces de ser felices de hacer cosas por los demás sin esperar nada cambio desde diferentes voluntariados, sobre todo en el Tercer Mundo, a veces arriesgando la propia vida. Jesús dijo: “quien pierda la vida por mi causa la ganará”. La causa de Jesús es la construcción del Reino de Dios en este mundo por el bien de la Humanidad.

P. Faustino Vilabrille Linares

A s t u r i a s

 

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