Noviembre 24, 2024

Para acercarse a lo sagrado hay que acercarse a lo humano

 Para acercarse a lo sagrado hay que acercarse a lo humano

Desde la encarnación de Jesús lo divino y lo humano son algo absolutamente unido e inseparable.

Los cristianos del mundo desarrollado, ¿podemos acercarnos dignamente a celebrar la Eucaristía? ¿No tendrán mucho contra nosotros los empobrecidos del Tercer Mundo, ya que gran parte de los bienes que tenemos es a costa de ellos y su pobreza?

Mateo 5,17-37

Dijo Jesús: Os lo aseguro: si no sois mejores que los letrados y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: no matarás, y el que mate será procesado. Pero yo os digo: todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presen­tar tu ofrenda. Con el te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino. Habéis oído el mandamiento “no cometerás adulterio”. Pues yo os digo: el que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero al abismo. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al abismo. Está mandado: “El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio”. Pues yo os digo: el que se divorcie de su mujer-excepto en caso de prostitución- la induce al adulterio, y el que se casa con la divorciada comete adulterio. No jurarás en falso: a vosotros os basta o no.decir sí o no. 

1.- Toda relación verdadera con Dios, pasa a través de la relación con los demás: Desde la encarnación de Jesús, lo divino y lo humano están absolutamente unidos y son inseparables. Los letrados y fariseos se tenían por fieles cumplidores de la ley y los cultos, pero con la gente eran hipócritas, tramposos, explotadores de los pobres, amantes de los primeros puestos. Se tenían por gente de orden, superiores a los demás, pero no eran buena gente. Despreciaban a los que no eran como ellos. Así no se puede pertenecer al Reino de Dios, porque no se puede tener una buena relación con Dios sin tenerla con los demás.

Para Jesús lo sagrado está subordinado a lo humano y por eso dice claramente: si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presen­tar tu ofrenda. Los cristianos del mundo desarrollado, ¿podemos acercarnos dignamente a celebrar la Eucaristía? ¿No tendrán mucho contra nosotros los empobrecidos del Tercer Mundo, ya que gran parte de los bienes que tenemos es a costa de empobrecerlos a ellos?

2.- Pleitos y juzgados: Olvídate de pleitos y juzgados de guardia, pues aunque ganes pierdes, y arréglate siempre por las buenas, porque los jueces, los abogados, los fiscales, viven de los pleitos. Si no hay pleitos se acaba el negocio. Que nuestra norma sea siempre ser justos actuando justamente. Pero no se van a quedar sin trabajo, porque solo con la corrupción, los divorcios y las injusticias laborales y profesionales que hay en España, hay trabajo para todos ellos y muchos más, pues el número de asuntos en trámite en los Juzgados y Tribunales españoles a final de 2014 era de 2.562.153, y el número de asuntos pendientes era 8.653.160.

Estas cifras son un reflejo de los conflictos, tensiones y problemas que hay en la sociedad, y sin duda de muchos sufrimientos que anidan dentro de tantas personas, y más considerando que 71,3% corresponden al orden penal..

3.- Adulterio: Jesús habla aquí del adulterio, que rechaza sin paliativos. Pero, ¿por qué Jesús contesta así? A Jesús le indignaba sobremanera la falsedad de letrados y fariseos. Jesús conoce muy bien lo clarísima que era la marginación de la mujer en la Leyes que ellos aplicaban: el divorcio solamente lo podían solicitar los varones; las normas de la pureza legal se aplicaban mucho más a las mujeres que a los hombres. La intención principal de las palabras de Jesús no fue tanto establecer la indisolubilidad del matrimonio, como el denunciar una ley injusta, que discriminaba a la mujer, y promover una relación de iguales y complementaria entre el hombre y la mujer.

Jugar con los sentimientos, la nobleza y la lealtad de las personas es algo muy grave. Engañar a la pareja es una gran injusticia. Un matrimonio contraído con toda la ilusión pude llegar a marchar mal y fracasar hasta el punto de hacer completamente imposible la convivencia, pero esto nunca justifica engañar a la pareja con otra relación, clandestina o pública, mientras se está con ella, incluso antes de formalizar el matrimonio. Por eso, desde esa situación de compromiso previo, dejarse llevar por el deseo de irse con la mujer o el hombre ajenos, y más si ya pertenece a otro u otra es incompatible con la dignidad de la persona y por tanto con el mensaje de Jesús, porque es una grave injusticia contra la propia pareja o la pareja del otro u otra. El marido o la mujer de otro u otra no son míos.

Pero la infidelidad es mucho más que eso, pues si mi diario vivir no está lleno de interés por el otro, ya estoy siendo infiel. La fidelidad tiene que ser física, de mente y de corazón.

El amor es el fundamento del matrimonio: si no hay amor, no hay matrimonio. Solo el hombre y la mujer juntos son la verdadera imagen de Dios ( Génesis 1,27). El matrimonio ha de ser una situación privilegiada para vivir el amor mutuo, desde todas las dimensiones integrales del ser humano: física, sexual, afectiva, sicológica, emocional, espiritual, complementaria y plenificadora; y desde esa unión en el amor pleno, no solo amar a los hijos sino además provocar en ellos el nacimiento constante y progresivo del amor, hasta que toda la familia viva el compromiso de amar a los demás sin esperar nada a cambio, especialmente a los más empobrecidos del mundo. El matrimonio ha de ser una senda diaria de cuidados del uno al otro, abierta al cuidado de todos y de todo.

El amor hay que cuidarlo cada día, pero si por no hacerlo, el amor ha muerto, ¿cómo puede haber matrimonio? Puede haber una relación jurídica o legal, pero no matrimonial. Consumada la ruptura, por haberse acabado el amor, y ser totalmente imposible la convivencia, después de haber hecho todo lo posible por evitar la ruptura, incluso buscando la mediación de otras personas que nos ayuden, hay que hacerla lo menos traumática y onerosa posible para ambas partes, de manera ordenada, justa y pacífica, y muy especialmente para los hijos, si los hay. A partir de ahí cada cual juzgue si se considera legitimado para rehacer su vida con otra persona, y más si fue la otra parte la autora de la infidelidad.

4.- Integridad personal: nuestra integridad personal, nuestra sinceridad y autenticidad, nuestra nobleza y lealtad deben ser de tal calidad que nuestro sí y nuestro no sean siempre por si mismos dignos de toda credibilidad. Por algo Jesús dice: “a vosotros os basta decir sí o no”, y también: “la verdad os hará libres” (Juan 8,32).

P. Faustino Vilabrille Linares

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