Noviembre 24, 2024

Las lepras de nuestro tiempo y sus causas

 Las lepras de nuestro tiempo y sus causas

(P. Faustino Vilabrille)                            Absolutamente nada es castigo de Dios

Lucas 17,11-19:
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: “Jesús, maestro, ten compasión de nosotros. Al verlos, les dijo: “Id a presentaros a los sacerdotes. Y mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos, y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: “¿No han quedado limpios los diez?, los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?” Y le dijo: “Levántate, vete; tu fe ha salvado”.

La Lepra: Aún hoy hay 115 países donde la lepra no ha sido erradicada, a pesar de que es fácil de curar, y detectada a tiempo no deja secuelas, pero aun se producen más de200.000 nuevos casos cada año, sobre todo en regiones de países pobres, como la India o Brasil. La lepra es una enfermedad muy cruel porque empieza a afectar a las zonas frías: cartílagos, nariz, orejas, y se manifiesta mucho de cara al exterior, con diversas deformaciones. El enfermo está consciente y tiene los órganos vitales bien, pero se siente muy mal, tanto física como moralmente, y más aun las mujeres, pues la exclusión social mata tanto o más que la propia enfermedad.
La OMS proporciona tratamiento gratuito a todos los enfermos de los países que reconocen tener la enfermedad, pero algunos no lo hacen por cuestión de imagen, por lo que hay bastantes más de los que recogen las estadísticas.

Esa no fue la actitud de Jesús. En su tiempo la letra era considerada castigo de Dios. Pero nada es castigo de Dios: Jesús lo deja claro curando a los diez. Ninguna enfermedad es castigo de Dios. Si así fuera Jesús no curaría, como curaba, a toda clase de enfermos. Jesús es la humanización de Dios, para liberar de todo sufrimiento, de todo mal, de toda esclavitud. Donde hay liberación ahí está Dios, donde hay opresión falta Dios. Amenazar con el castigo de Dios, como se hizo tantas y tantas veces, incluso con los niños, es vilipendiar, distorsionar e injuriar el nombre de Dios. Toda religión que no es liberadora es falsa.

Los ritos:
De los diez leprosos curados por Jesús, nueve se marcharon corriendo al templo a cumplir con los ritos que mandaba la religión. Solo uno, extranjero, que nada sabe de aquellos ritos, vuelve a hacer lo más lógico y normal, darle gracias a Jesús porque le devolvió la salud. Los ritos por los ritos son una trampa.

La salud: es uno de las más grandes derechos del ser humano. Perder la salud injusta y prematuramente va contra el plan de Dios sobre el hombre. Promover la salud pública y un sistema de salud plenamente asequible a todo ciudadano es una obligación ineludible de los gobiernos, pero dejarle deteriorarse, como en España ahora, para que vaya pasando a manos privadas como un negocio más es un robo a la sociedad, y los médicos que en la sanidad pública no son plenamente diligentes en cumplir con la atención a los enfermos provocando que las listas de espera se alarguen cada vez más y al mismo tiempo montan sus clínicas privadas para atender a aquellos que dejaron de atender en la consulta pública, cometen una horrenda inmoralidad con los enfermos, que debe ser perseguida y sancionada por las leyes correspondientes, pero si los que gobiernan…

Deber de todos es cuidar nuestra propia salud y la de los demás. Los jóvenes que no cuidan su salud y más aun si caen en dependencias de droga, alcohol, tabaco, riesgos innecesarios en deportes, circulación, alimentación basura, etc. están dañando ya por delante la salud de sus futuros hijos. La salud del niño empieza ya antes de ser concebido en la que llevaron, desde su origen, los que van a ser sus futuros padres. Por ejemplo, el 60 % de los jóvenes asturianos de 14 años consumen regularmente alcohol, porcentaje que sube hasta el 74 % y al 91 % a los 15 y a los 17 años, respectivamente, según datos del Servicio de Salud de Asturias.

Las drogas (alcohol, tabaco, sicoestimulantes) impiden la completa arborización dendrítica del cerebro, que no concluye hasta los veinte años. El alcohol, antes de esa edad, poda el cerebro para siempre, afirma el siquiatra Julio Bobes.
Las deficiencias nutritivas de la madre durante la gestación, y del niño hasta los seis años deterioran hasta un 20 % el desarrollo intelectual. Lo saben bien los profesionales que trabajan con personas desnutridas de los países pobres. La pobreza causa la falta de inteligencia, y esta repercute en mayor pobreza generando un círculo vicioso.

Las lepras de nuestro tiempo: Otra clase de lepra mucho más grave, sigue impidiendo curar a los leprosos de hoy y a los afectados por otras muchas enfermedades: Es la lepra del egoísmo, de la avaricia, de la insolidaridad, de la injusticia, de la falta de compromiso con los más empobrecidos del mundo. Esta lepra cusa las más grandes y numerosas víctimas de nuestro tiempo. Hoy hay muchas víctimas porque hay grandes y terribles victimadores. Son victimadores los fabricantes de armas de guerra, las multinacionales que explotan y oprimen a los países pobres, los gobiernos y empresarios corruptos y corruptores, los fabricantes de ídolos (modas, deportes de élite) para domesticar a las masas y explotarlas con el consumismo; los creadores de negocio con la invención de enfermedades y necesidades artificiales. Son victimadores los altos banqueros que engañaron con las preferentes, las subordinadas o las hipotecas, que aun traen cola ahora…; son victimadores los políticos corruptos y cuantos desde la política buscan enriquecerse y situarse entre los de arriba sobre los de abajo a costa del pueblo: los juicios de estos días son ejemplos sangrantes de ello, como la Gürtel, las tarjetas negras, y tan negras; lo son los legisladores que fabrican leyes a favor de los grandes con detrimento de los pequeños como las SICAV. Son victimadores el BM, el FMI, la OMC, el TLC, el Tratado EEUU-Europa, etc.

Son victimadores quienes roban (compran por una miseria) la tierra a los pobres en Africa o América: Unos 227 millones de hectáreas principalmente del continente Africano han sido puestas en manos de especuladores extranjeros de Europa, EE.UU. Canadá, Pekín, India, Japón, etc., para su explotación, dejando fuera de las mismas a las poblaciones rurales y así los envían en masa a la marginación, a la emigración o a los ampos de refugiados. Son victimadores quienes contaminan, dañan y abusan de la Madre Tierra, hipotecando el futuro de las nuevas generaciones. Son nefandos victimadores quienes negocian con la droga y el cuerpo de las mujeres, utilizando vilmente su pobreza, en la prostitución, denigrándolas a ellas y a si mismos (los dos negocios más lucrativos del mundo, después de las armas). Son grandes y terribles victimadores quienes secuestran o compran, aprovechándose de la miseria de sus padres, a niños en el Tercer Mundo para venderlos o matarlos y negociar con sus órganos. Son grandes victimadores quienes desde creencias absurdas imponen la mutilación genital femenina del 98 % de las niñas de Somalia, y a millones más, principalmente en Africa.¿Cuánto falta por cambiar y mejorar en este mundo!

Todo el sistema del capitalismo neoliberal y cuantos lo secundan activa o pasivamente conformes con él sin combatirlo, son la lepra y la lacra más grande y nociva de nuestro tiempo, que produce una inmensa riada de millones de víctimas.
¿Cómo combatir esta lepra? No se combate con medicamentos ni hospitales. Es tarea de todo@s, de toda la sociedad; es tarea de educación crítica, es tarea de creer que es posible, es compromiso con los grandes valores del ser humano; es promoción y lucha por los Derechos Humanos; es preguntarnos por la responsabilidad que tenemos cada uno de nosotros; es conversión de nuestra propia mente y nuestro corazón; es elegir y discernir a la hora de votar; es manifestarse personal y públicamente en defensa de la sociedad, de todo ser humano, de la Madree Tierra, de la igualdad de derechos y deberes; es luchar hasta ser capaces de convertir a los victimadores por el bien de los victimados y de ellos mismos; es preferir mil veces más ser víctima antes que victimador; es preguntarnos qué hemos hecho mal para que haya tanto mal en el mundo; es preguntarnos qué culpa podemos tener nosotros en el mal que hacen otros; es un compromiso inquebrantable con la ética, la honradez, la honestidad, la justicia, la solidaridad, la fraternidad universal, la vida, el amor como ceñidor de la felicidad de toda la creación, como lo fue hasta la muerte, si hace falta, el de Jesús de Nazaret, luchando por los victimados y denunciando y pidiendo la conversión a los victimadores, de los cuales El mismo acabó siendo víctima y perdonándoles “Padre perdónales porque no saben lo que hacen”. Por creer que otro mundo mejor es posible, que podamos oír de El: “tu fe te ha salvado”, como el leproso número 10.

Gratitud.-Finalmente y en coherencia con la gratitud que Jesús esperaba de aquellos nueve leprosos, debemos sentirnos inmensamente agradecidos, incluso a nosotros mismos, por la posibilidad que tenemos de hacer el bien a todos y a todo, sobre todo a aquellos a los que su precaria situación de pobreza material, o de impotencia mental y afectiva, les impide mostrarse agradecidos. La gratitud que sale de los pobres es con frecuencia más sincera que la que sale de la boca de los grandes y poderosos: la de estos puede ser una rosa grande y hermosa pero sin perfume, y la de aquellos la de una pequeña y humilde flor que crece a ras de suelo pero con perfume seductor.

Y puesto que debemos ser agradecidos y sentirnos felices de serlo, si somos creyentes podemos practicar la gratitud con Jesucristo: por su presencia entre los hombres para compartir en todo nuestra vida; por su compromiso con los empobrecidos; por la grandeza de su mensaje; por su respuesta a las aspiraciones más profundas del ser humano; por su mandamiento supremo del amor a todos, entre todos y con todo; porque no solo nos ha amado, sino porque provocó en nosotros el nacimiento del amor, para sentirnos amados y ser felices amando; por la firmeza de su fe; por su fidelidad a la causa de la plenitud del ser humano; por su valentía para denunciar la injusticia y a los injustos; por su decisión y superación del miedo hasta el trágico final de la cruz; por el planteamiento nítido del destino que le esperaba con la seguridad de la resurrección; por la claridad de su mensaje para el bien de la humanidad; por la coherencia entre los hechos y las palabras de su vida; por su comprensión de cada persona; por la defensa y la reivindicación de la dignidad de los débiles, de los niños y las mujeres más marginadas; por la seguridad en sus decisiones; por el valor trascendente que dio a cada uno de los actos de su vida y nuestra vida. Por todo ello y mucho más, Gracias Jesús.

P. Faustino Vilabrille Linares

A S T U R I A S

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