Tarcisio Bertone y su Dio Soldi
Cuando en mayo de 2014 la Autoridad de Información Financiera (AIF), abrió un sumario investigativo en contra del cardenal Tarcisio Bertone por malversar alrededor de 15 millones de Euros en beneficio de su amigo; Ettore Bernabei, empresario de las comunicaciones , dueño de la productora Lux Vide y ex presidente de la poderosa Radio y Televisión Italiana (RAI), este purpurado salesiano e influyente secretario de Estado del Papa Ratzinger, se defendió diciendo que toda la acusación era “una invención de la prensa internacional”. El tiempo, sin embargo, demostró que la denuncia registrada por transacciones de bonos convertibles, desde el IOR -Banco del Vaticano- a la empresa señalada el 4 de diciembre de 2013, era verosímil y la operación se trató de silenciar por diferentes conductos de poder.
Hay que tener presente que en esos años finales del pontificado del Papa Benedicto XVI, sacudido por los escándalos denunciados en Vatileaks, Tarcisio Bertone ejercía su inmenso poder desde la Secretaría de Estado del Vaticano y era señalado como uno de los precursores y otras veces encubridor de diferentes rencillas e intrigas al más alto nivel de la curia vaticana. Por esta razón y desde su cargo ad hoc de Presidente de la Comisión cardenalicia de control del Instituto para las Obras Religiosas (IOR), es que presionó para que fuera cesado de su cargo en el año 2012, el economista Ettore Gotti Tedeschi, mal tratado por Bertone y denunciado en el Consejo del IOR como un funcionario “incompetente”. En el 2013, don Ettore, denunció públicamente que su familia sufría acoso y que él “temía por su vida”.
A continuación de esta seguidilla de hechos del todo reprochables por venir por de una destacada “eminencia de la curia vaticana” y se supone que arropado con el espíritu del fundador de su Orden religiosa; San Juan Bosco, en abril de 2014 y ya fuera de la Secretaría de Estado, Bertone es denunciado por la prensa italiana por una nueva extravagancia humana; invirtió más de 400.000 Euros en remodelar sus aposentos en el Palacio San Carlo. Fueron 700 metros cuadrados revestidos y alhajados al más puro estilo principesco. Consignemos que este Palacio vaticano está a solo metros de la Residencia Santa Marta, lugar donde pernocta, sencillamente, Papa Francisco en solo 70 metros cuadrados.
Ahora, es la propia Santa Sede, quién abre una investigación profunda sobre los montos, el origen y las consecuencias financieras anexas de los costos exactos de la remodelación del atrio y salones de la nueva casa de Tarcisio Bertone. Ha sido, Greg Burke, en su calidad de encargado de la Sala de Prensa del Vaticano, quién confirma dicha investigación, en primer lugar, sobre las responsabilidades de los ejecutivos del Hospital Bambino Gesú; Giuseppe Profiti y Massimo Spina, por ser los facilitadores de los 422.000 Euros, como aporte directo para los trabajos del ático y dependencias asignadas a Bertone una vez cesado de su cargo de Secretario de Estado.
¿Iglesia pobre para los pobres?
Papa Francisco ha hecho esfuerzos prácticos y de palabras para que el mundo sepa que sí tiene una voluntad de hacer reformas y, que este proceso está en plena sintonía con la clave cristológica que señala que “Jesús vino para anunciar el Evangelio a los pobres”. También, el Papa Bergoglio recuerda este esencial precepto en Evangelii gaudium y con fuerza en Laudato Si. Por lo tanto, el tema de las finanzas, gastos e inversiones de la Santa Sede y su curia no es un asunto ni aislado ni que preocupe al Santo Padre, muy por el contrario, es una cuestión fundamental en el programa de gobierno actual y se supone que todos los obispos y cardenales han de predicar con el ejemplo.
Ahora, al observar el comportamiento y vivencias in situ del cardenal Bertone, resultan a lo menos un insulto a las palabras pontificias que se deberían respetar, en primer lugar, por los cardenales funcionarios de la curia vaticana, pero al parecer, esto no es así. Es decir, el clamor de Francisco, desde el primer día de su pontificado de que quiere y sueña con una “Iglesia pobre para los pobres”, parece ser una palabra bella que simplemente se la lleva el viento… Triste presagio para este “sueño” del nuevo Papa, ya que con estos hechos evidentes e indesmentibles, viene a la memoria lo que intuyó y comprobó después, dolorosamente, otro Papa bueno e incorruptible; S. Juan XXIII: “Soy Papa, pero es la Curia quien manda…”.
Hoy, no solo en ambientes romanos, ya se habla del cardenal Bertone -buen discípulo de Angelo Sodano- como un personaje que está entre Dios y el dinero. No puede ser que todavía se vea cuestionado sobre sus quehaceres, muchos de ellos reprochables desde una perspectiva ética, en el más alto nivel del gobierno vaticano. Por tal motivo, no solo la prensa especializada, sino que una mayoría ciudadana y creyente no entiende que sigan estos cardenales en altos puestos de la curia vaticana, este hecho produce confusión y de alguna forma altera lo que el propio Papa señala para los efectos de la administración transparente de las finanzas vaticanas.
A la luz de este último escándalo en que se ve envuelto don Tarcisio Bertone y que salpica a su propia Congregación salesiana, parecen pertinentes y atendibles las sabias y ponderadas palabras de otro cardenal distante del apego a las riquezas y a los devenires mundanos que la propia Iglesia rechaza: “Con su programa de una Iglesia pobre para los pobres, el Papa Francisco dirige una seria interpelación a la Iglesia. El reto concierne a la Iglesia como institución, a su imagen y a su forma de gestionar el dinero y los bienes…”. (Cardenal Walter Kasper: “El Papa Francisco” / ST 2015).
Jaime Escobar M.
Editor de revista “Reflexión y Liberación” – Chile.