Contemplativo en la acción
Fue una tarde que permitía el paso del sol, por entre los espacios que se entretejían con las ramas llenas de verdor, de arboles añosos que me daban la recepción.
Luego de vivir su accidente cerebro vascular, su expresión y lucidez en ese hablar pausado, no denotaba secuela, la que en verdad existe. Mi corazón emocionado por conocer a este hombre, a este Pastor inigualable, se conmovía mientras mis pasos se acercaban a su perfil, como yo había soñado que así fuera algún día, en que nuestro Señor me regalara, si fuera posible, esta tremenda gracia de estar junto a él.
Como el primer enamoramiento que uno vive con Jesús, cuando lo único y más importante es seguirlo, así me sentía en ese momento. Admirada por este regalo del Padre, y queriendo que cada uno de los míos se quedara con esta visión que más tarde les transmitiría.
Frente a mí, tenía a la humanidad de un Cristo que se hace pobre, marginado, humilde, carpintero, por una opción de amor, de profundo amor por nuestras virtudes y falencias, y con ello, al que por amor lo había abandonado todo para seguirlo a Él, con valentía en el actuar.
Porque para el sacerdote José Aldunate, el cristiano, no es el que se para frente a una vitrina a observar el mundo.
Hablo de quién un día comienza su caminata como peregrino caracterizándose por el servicio fiel, que lo llevó a realizar clases de Teología Moral en la Universidad Católica, y a la ser cura obrero. El mismo que colaboró con el Padre Hurtado en la ASICH en los años cincuenta, el que fuera Maestro de Novicios de su congregación, director de revista Mensaje, Superior del Centro Bellarmino, y además Provincial de los Jesuitas.
Ese que con valentía entregaría las llaves del portón de Villa Grimaldi, y que fundaría el movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo.
Cada una de las tareas que asumió en su vida sacerdotal han sido eslabones de una cadena que desde la cruz le fuera susurrando su Maestro.
De santidad, tanto, pero tanto en él, y de humanidad todo, así es como pobremente yo puedo resumir la llegada a mi vida del Padre José. Llegada que nunca imaginé y que se dio por la eterna bondad de nuestro Padre para con todos, especialmente para conmigo, que en sincera búsqueda de ese Dios que es perdón, misericordia, y verdad, y que se hace vida a través de múltiples manifestaciones en nuestra vida, se dio en una más de ellas.
Esta, que me marcará por siempre frente al compromiso dado esa tarde, y frente a aquello que recibí como respuesta.
En mi interior mi vida renacía nuevamente, con frescor y fuerza. Con una vitalidad que en sus silencios el Padre Pepe me hacía percibir.
Después de tantos años ya fallecidos mi mamá y mi papá, volvieron a hacer eco en mí, aquellas palabras que él me transmitiera, y que de ellos escuche más que un par de veces.
Raquel, me dijo haciendo una pausa: qué bueno que Ud. esté escribiendo en la revista (Reflexión y Liberación). No es un camino fácil. Sea fiel a lo que Ud. cree y no se aparte de esa línea jamás. Así que, ánimo, ánimo, ánimo, y verá que todo resultará como Dios lo quiere…
Más que palabras que atesoraré por siempre en mi corazón, serán el legado personal, que un día me donara el Padre Pepe, donde en un muy corto lapso de tiempo me resumiera todo lo realizado por él en su vida.
Una misión que indudablemente fue buscada por el ante su opción de seguimiento a nuestro Señor y refundada en su fidelidad a esa misión. Simple, pero a la vez tremendamente exigente.
Ser Cristiano no es tarea fácil y menos para uno que busca sentir en cada día la dimensión de lo que el Señor nos pide a cada uno en particular, con el sello inolvidable que implica este caminar…consecuencia, ante la propia vida que es entregada día a día, ante las opciones que se abordan, ante la Comunidad en que se está inserto, y ante esta Iglesia en la que urgen cambios hoy, pero donde podemos encontrar lo ejemplar, como respuesta viva del Espíritu a lo que Cristo mismo desea construir.
En vida el Maestro permite a algunos la capacidad de consagrarse frente a tareas pastorales, para ser capaces de abrir el mundo a un Concilio que todavía es tarea urgente y no es tarea terminada, comprometiendo a un laicado que lo busca y lo quiere seguir, sin importar los costos de este seguimiento. Ejemplos de estos los hay hoy en Chile.
Por ello mi vida se amplió, mi corazón vivió el momento que le permitirá ir en profundidad frente a cada misión, donde estoy cierta el Padre Pepe, de alguna manera guiará este caminar y con la ayuda del paráclito podré ser fiel a lo encomendado.
Esta experiencia me lleva a la profunda reflexión de una Iglesia convertida, donde los hermanos acuden a la convivencia, tal como lo relatan los Hechos de los apóstoles, a la fracción del pan, y a las oraciones, donde los creyentes viven en unidad, en comunión, y comparten. Acuden al Templo con entusiasmo, alabando a ese Dios uno y trino que llega a nuestras vidas diariamente, que nos permite una vida en liberación, proponiéndonos la Salvación, sobre todo a los más olvidados, que están en el centro del corazón de Dios.
Pienso en el replantearse la fe de quienes por muchísimos años han conocido a José Aldunate, lo han seguido por su coherencia, y por su convicción ante el mensaje de Jesús.
Pienso en el significado que tendrán para sus vidas, la de aquellos que entrando en la Compañía de Jesús, han encontrado el ejemplo de un compromiso verdadero, pienso en las semillas que caídas a la tierra darán fruto, y cuyo fruto será de inagotable validez para nuestra Iglesia…seguir con la misión como a Jesús le agrada, en sintonía con la exigencia clara del evangelio…
Ruego al Señor que bendiga a quienes asumirán, ó tal vez ya lo están haciendo, la senda por la que un día Cristo muestra el camino al querido Padre Pepe, con fortaleza y corazón dispuesto.
Mientras el caminaba, las semillas caían de sus manos, y ellas en fidelidad a lo realizado por el Padre, darán fruto. Entretanto rezo…”que no sea sordo(a) a tu llamado”. (San Ignacio de Loyola).
Raquel Sepúlveda Silva